04 June 2010

Paranoia... will destroy ya


Llevo un tiempo viendo la serie "The Big Bang Theory". Tiene unos toques de humor muy divertidos, especialmente para jóvenes científicos, geeks y demás.

El Dr. Sheldon Cooper se muestra como un excéntrico. De hecho, se supone que padece un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. Como serie de ficción que es, el personaje puede parecer exagerado.

Desde aquí puedo asegurar que no lo es. El lugar donde tiene que sentarse en el sofá, sus miedos injustificados, sus ritos, sus costumbres inamovibles, su frialdad, su falta de sentido del humor, su absoluta y perfecta memoria espacial (detecta cualquier pequeño cambio en una estancia) y la carencia de los rasgos más humanos, se dan en personas de este lado de la pantalla. A quien ha vivido comportamientos semejantes en primera persona, ahora le provoca cierta risa al verlo, como me ocurre a mí: cada capítulo es una situación ya vivida.

Sheldon Cooper es, sin embargo, débil, tímido y a veces hasta gracioso y agradable. Es decir, no hay maldad en él. No ocurre lo mismo en los casos en que a un trastorno obsesivo-compulsivo se une un trastorno paranoide. Alguien que sospecha continuamente de los demás, que está siempre a la defensiva, controlador, rencoroso, grandioso, agresivo.

Si alguna vez estás llegando al límite con alguien y piensas que hay algo fuera de lo normal, es muy posible que lo haya. Si te está trastornando a ti, volviéndote como él, llegando a sospechar de todo y haciéndote dudar de ti mismo, empieza a actuar ya mismo. No esperes más.

Por lo visto, la vida moderna es bastante propensa a ciertos trastornos. Todos los tenemos en mayor o menor grado, supongo, pero hay que impedir que eso afecte a la vida de los demás. Busca un poco por Internet o echa un vistazo al libro "Trastornos de la personalidad de la vida moderna". Quizá te sorprendas. Respecto a la personalidad paranoide, es imprescindible leer este magnífico post, ya que describe con toda perfección cómo piensa y actúa un paranoide. Si has conocido alguno, te resultará escalofriante. He aquí un brevísimo extracto de su actitud:

"Si lo describimos, observamos que es muy detallista, puntilloso; es una persona de porte prolijo, no es un desaliñado o un bohemio: es atildado y conserva una postura erecta, desafiante; la mirada es hacia los ojos, de estudio. Mira a los ojos o de costado. Los rasgos suelen ser duros, el entrecejo ceñido. Inspira respeto. Cuando está frente a nosotros nos estudia, sentimos la sensación de estar rindiendo examen. Sopesa constantemente lo que decimos, cómo lo decimos, y sobre todo cómo nos dirigimos a él. Se considera una persona respetable y de valor."
Si alguna vez te has topado con uno has de saber que intentar ser razonable, incluso compasivo, no funciona. El paranoide no tiene sentimientos, no es humano. Que da igual lo que le digas, mientras no sea una orden directa y estés por encima de él en su jerarquía.

He aquí mi consejo si te topas con alguien "de manual": Siempre que te sea posible y que no sea alguien a quien aprecies mucho (familiar directo, etc), huye.

Lo más lejos y rápidamente posible.

03 June 2010

Web recomendada


Y para que no se diga, una de las mejores webs que he encontrado últimamente, que todavía demuestra que hay gente con ganas de hacer las cosas bien:

Blog de la Biblioteca de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza

Recomendaciones de las últimas novedades científicas, enlace a títulos disponibles en la propia biblioteca, reseñas...

Una auténtica maravilla. Un soplo de aire fresco. Aunque ya lo hice en el lugar oportuno, muchas gracias otra vez a sus creadores y colaboradores.

Ánimos caldeados


Últimamente, casualidades o no, me estoy topando con un tema de conversación común en varios de mis entornos. Y es, que la gente está empezando a hartarse de la ineficiencia, vagancia y en algunos casos, hasta falta de respeto de la gente en sus puestos de trabajo.

La cosa es como sigue: en este país hay que estar constantemente encima de cada transacción realizada. Desde enviar una carta certificada hasta comprar unas entradas, acudir al taller mecánico, realizar una reclamación o solicitar unas pruebas, cada transacción se puede convertir en un calvario.

Algunos ejemplos reales:

  • Acudes a una oficina de Correos a enviar una documentación por procedimiento administrativo. El encargado mete tu documentación en un sobre y la envía. "Disculpe, ha olvidado usted sellarla". "Ah, ¿no la he sellado? Juraría que sí". Sin el sello con la fecha, carece de toda validez legal. Si no sabes qué es el procedimiento administrativo y estás encima, te has quedado fuera. Se siente.
  • Solicitas un cambio de neumáticos en un taller rápido. "Vente el día quieras pero llama antes para ver si tenemos ese modelo". Llamas, te atiende otra persona y te dice que para pedir ese modelo hay que ir en persona, dejar una señal, esperara a que lleguen los neumáticos y volver a llamar. Vuelves el día concreto, te realizan el cambio de neumáticos y recoges el coche. Te vas de viaje y la dirección está mucho peor alineada que cuando lo dejaste. De vuelta a reclamar. Vuelven a tocar la dirección y todavía no está como antes del cambio de neumáticos. Se siente.
  • Has visto anunciadas unas entradas en Internet, de venta en un centro comercial, sin cargos adicionales. Acudes al centro comercial para no pagar los costes de gestión. "Hola quería unas entradas para el X de julio, artista Y". "Mmm, pues no tenemos". Miras la pantalla. "Disculpe, he dicho julio, no junio". "Pues aun así tampoco". "Por favor, ¿podría bajar la pantalla? Ésas son las que quiero". "De acuerdo, son Z euros". "¿Cómo? Pero si eso es 3 euros más de lo que cuestan en Internet...". "Efectivamente, es que tienen un seguro adicional por si quieres devolverlas". "¿No se puede quitar el seguro?". "No. Es obligatorio". "Pero si yo había venido directamente al centro comercial para ahorrarme los costes de gestión...". Se siente.
  • Enviar un correo electrónico de atención al cliente o usar el formulario de contacto de casi cualquier empresa supone perder el tiempo en la mayoría de los casos. Sólo parecen responder si preguntas por el departamento comercial.
  • Y de aplicaciones y formularios informáticos para realizar gestiones, mejor lo dejamos. La gente me pregunta que por qué la informática siempre falla. Yo les digo que depende de qué informática. Algunos sistemas nunca fallan. Y otros siempre.
Un día cualquiera en España supone hacer multitud de gestiones y, en la gran mayoría de los casos, hay que supervisarlas (o hacerlas uno mismo) si se quiere una mínima garantía de éxito. No sólo hay que supervisar las que son para nosotros, sino también las que nosotros necesitamos para dar servicio a terceros.

Una cosa es que alguien tenga un error, en cuyo caso a uno se le puede llamar cascarrabias si no sabe tolerarlo. Pero otra cosa es que el error y la ineficiencia sea la base de nuestro país. Cuando el día a día se torna agotador, cuando no estás dedicándote a lo que deberías, sino a la pura supervivencia del día a día, sólo para que los temas más triviales vayan saliendo adelante, la cosa ya no se puede decir que sea una rabieta.

Aparte de por los temas económicos y sociales obvios, lo que debería preocuparnos es que ya está empezando a pesar demasiado ese entorno de gente ineficiente que hace de cada trámite sin importancia una montaña, una complicación absurda. Atendiéndote, además, de mala manera y como haciéndote un favor.

Una buena parte del asunto reside en que en este país nadie quiere ejercer por miedo a quedar mal o no poder devolverse favores mutuos. O directamente porque no sabe. Y el miedo al ridículo/fracaso no está muy bien visto aquí tampoco. Especialmente quienes tienen la responsabilidad de mejorar un servicio, de llamar la atención a quien se escaquea o trata mal al cliente, o de poner en marcha procesos o sistemas más eficientes.

Recomiendo a la gente que viaje y verá cómo esto no tiene por qué ser así. Verá como en algunos países esto no es lo habitual. Para empezar, se trata bien al cliente/usuario. Con educación, e incluso con una sonrisa en muchos casos. Y se intenta trabajar por él. Verá cómo es posible, incluso yo diría que relativamente sencillo, poner en marcha procesos eficientes para la mayoría de nuestros trámites. Lo que pasa es que aquí simplemente no se sabe o no se quiere. O no se deja al que sabe, que es peor.

Todo el mundo tiene un límite y el de mi entorno de conocidos se está agotando. Unos amenazan con irse al extranjero para no volver. Otros quieren abandonar su trabajo y retirarse a cultivar tomates o abrirse un chiringuito en la playa. La mayoría, opositar a cualquier puesto, independientemente de su formación o vocación, como solución a todos sus problemas.

Que este tipo de reflexiones se publiquen en este blog no es ninguna novedad. Lo que me preocupa es que todas estas quejas y desesperaciones vienen de personas tradicionalmente optimistas y conformistas.

Así que cuidado con lo que estamos construyendo. Porque cuando ya no se lo creen ni optimistas ni conformistas es que algo pasa. Y gordo.