23 September 2011

No someterse implica rechazo. Ser curioso también


Quiero hacer una entrada entrada breve, así que el título es autodescriptivo.

Me pregunto:  ¿Qué tipo de problemas tenemos los humanos? ¿Qué tipo de mecanismos hacen a tanta gente cambiar de actitud y acabar rechazando a quienes se mantienen amables, simpáticos y cordiales pero no se dejan manipular ni someter? ¿Qué tipo de complejo tiene la gente que, en vez de aprovechar la oportunidad de aprender de quien sabe más, se aleja hacia otro círculo donde pueda ser el tuerto en el reino de los ciegos?

Por más que lo intento comprender, no lo consigo. Se entiende que el rebelde sin causa, el que lleva siempre la contraria por sistema, sea rechazado. Se entiende también que quien alardea o hace afán de saber más que los demás; quién humilla a los demás por considerarlos más torpes o peor informados, también sea rechazado.

Pero, ¿qué hay de aquellas personas que simplemente saben de varios temas más que la media, porque son personas curiosas, y están contentas de compartir y enseñar amablemente a quien lo pida? ¿Qué hay de quien se mantiene coherente con sus ideas y valores y no se vende, mucho menos por cuatro caramelos, no acepta determinados favores porque sabe lo que conllevan?

No es de extrañar que mucha de la gente que ha acabado sola o loca fuera gente inteligente e independiente.

Yo siempre estoy deseoso de encontrarme con gente inteligente, con gente con valores e ideas propias. Deseoso de aprender de los demás, tanto de su conocimiento y habilidades, como de sus opiniones.

Pero, por lo visto, eso sólo se hace a través de blogs y de Facebook, y de perfectos desconocidos, preferiblemente de otro continente. Que corra el aire. Por si acaso.

14 September 2011

Factores que destruyen el ser humano


Los actores que destruyen el ser humano, según Mahatma Gandhi:

La política sin principios,
el placer sin compromiso,
la riqueza sin trabajo,
la sabiduría sin carácter,
los negocios sin moral,
la ciencia sin humanidad
y la oración sin caridad.


Fuente: "Segunda Cita", blog de Silvio Rodríguez.

07 September 2011

Ciencia relacional


Me preguntaba una amiga, inocente ella, cómo es posible que personas consideradas "inteligentes" sean tan patosas con las relaciones. Es decir, que no sean capaces de saber lo que está bien de lo que está mal, lo que es aceptable de lo que no, cuándo se están comportando bien y agradando al otro, o cuando están ofendiendo. Saben resolver una ecuación diferencial pero no saben cuando están traicionando a alguien, por ejemplo.

Hubo una época en que me dieron pena y yo era comprensivo, demasiado comprensivo, con esa especie de "retraso mental" social que muchos tienen. Luego resultó que esa falta de habilidades sociales en muchos casos estaba relacionada con un egoísmo supino. De manera que cuando no tienes claro si preguntarle a alguien: "¿de verdad no te das cuenta de cómo actúas, como puedes ser tan "corto"?" o directamente "¿cómo puedes ser tan hijo de puta?", es el momento de dejarlo estar.

A día de hoy aplico más el método científico y menos el filosófico: me da igual que uno sea socialmente corto a que sea un hijo de puta premeditado. Si producen los mismos efectos, los voy a mandar a la mierda igual y no voy a pararme a teorizar sobre su origen.