17 October 2016

Homogeneizando que es gerundio


Hoy invito a echar una ojeada a una entrada de blog donde un español relata y reflexiona sobre los cambios que ha visto en Alemania en la última década: se está convirtiendo, al igual que muchos países, en una amalgama insulsa. Coincido totalmente.

Aunque cada lugar es un mundo, hace una década viví esto mismo en Irlanda, Reino Unido, o Estados Unidos. Y me chocó mucho lo siguiente:
  1. Casi todos los trabajos de servicios considerados "duros", son realizados por extranjeros o, como mucho, estudiantes. Camareros, cómida rápida, tienda de la esquina abierta a cualquier hora, taxis, repartidores, agricultura, etc...
  2. En los autobuses sólo íbamos precisamente nosotros: estudiantes y extranjeros, posiblemente de los que realizan esos duros trabajos. El resto iban en su coche particular.
  3. Casi nadie cocina ni, en general realiza labores del hogar: para comer visita obligada al restaurante de la esquina, supermercado, fast food, o cómo mucho traerse un sandwich de casa. Para cenar, una sopa o un trozo de pan con queso, y vamos listos. El que puede, aunque tenga un piso de 40 metros y no tenga hijos, tiene a alguien que le limpia la casa. Si es extranjero y en negro, mejor.
  4. La vida es un plan prefabricado: trabajo, trabajo, trabajo, actividades lúdico-educativas sin parar, y vacaciones "superguays", todo cuanto más exótico mejor. Eso de pasarse la mañana jugando con el crío, visitar a la familia "porque sí", irse al pueblo de toda la vida el fin de semana a darse un garbeo, o llamar a los amigos para tomar unas cañas espontáneamente no se lleva.
  5. Todo parece hacerse en pos de "una sociedad y un mundo mejor": globalización, multiculturalismo, ecología, solidaridad, salud, y demás. Pero es mentira: todo es pura economía y vamos hacia lo contrario. Hacia un mundo dividido entre ricos (autóctonos) que se dedican a "dirigir, coordinar, y gestionar" (=viajar, buenos hoteles, buenas comidas, actividades variadas), y una clase media-baja (preferiblemente extranjera) realizando los trabajos de verdad, con un techo de cristal clarísimo, pero recibiendo a cambio un nivel de vida suficientemente digno para que no se cabreen y pongan fin al estatus quo. Lo que se vende como "bio/ecológico" no es más que un intento desesperado de proteger la producción local en un mercado europeo/global donde por diferencias salariales entre países a los países ricos les es imposible competir de manera tradicional. Lo que se vende como solidaridad no es más que una deuda que se espera cobrar a futuro. Siempre, absolutamente siempre, hay un interés económico detrás. Es curioso: nunca he visto a gente más egoísta, hedonista, y miserable con el dinero hacia los demás que en esos países que se han puesto la medalla de "generosos y solidarios".
En el fondo todo se resume en: si "el mercado" decide que tu tiempo vale diez veces el de otra persona, ¿por qué no subcontratar todo lo que no te gusta hacer y tú dedicarte a disfrutar de la vida? Es el mercado de la necesidad. Actualmente el mecanismo para que todo esto siga funcionando es la diferencia económica entre países y las grandes migraciones. Por eso a nadie le interesa realmente resolver la desigualdad a nivel mundial: un flujo de gente necesitada siempre será bienvenido mientras interese, aunque esto sea una actitud cortoplacista y equivocada.

Nos creemos muy modernos, pero poco ha cambiado desde aquellos tiempos de los romanos, donde todos aspiraban a ser nobles, comer ricos manjares, celebrar fiestas, acudir a eventos, filosofar en las termas, y tener a tus siervos/esclavos encargándose de los "pequeños detalles" que permiten que eso siga funcionando.

En mi opinión, la diferencia en mentalidad/filosofía de esos países anglosajones/centroeuropeos con los países mediterráneos, de momento es todavía grande: nosotros (todavía) valoramos mucho la familia, las amistades sinceras, y las relaciones sociales. Pero es posible que todo cambie si la economía se vuelve similar a la de esos países. Por desgracia, parece que es la mercantilización de todo y el hedonismo triunfan allá donde van. Intentemos que no ocurra, porque tenemos una cantidad de cosas excepcionales que sólo se aprecian cuando vives fuera (esto da para otro post completo).

Esta pequeña entrada da para reflexiones mucho más profundas pero, por desgracia, hoy no va a poder ser. Un par de lecturas de alguna forma relacionadas y que ayudan a entender hacia dónde vamos:
  1. Love people, not pleasure (en inglés).
  2. To have or to be? (en inglés). Gran libro de Erich Fromm.
Saludos.

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