Cuando nos decían de pequeños aquello de que "los amigos se pueden contar con los dedos de una mano", nos negábamos a creerlo. ¿Cómo era posible que los adultos estuvieran tan equivocados?. Nuestra vida siempre había girado en torno a los amigos.
Nosotros, y mucho menos nuestros amigos, jamás seríamos como ellos. Una panda de amargados carentes de toda ilusión y esperanza, aislados en sus trágicas familias y sus herméticos pisos.
El apogeo
Con nuestros amigos dimos los primeros pasos en facetas fundamentales de la vida: superamos miedos, forjamos el sentimiento de grupo, descubrimos la confianza mutua, encontramos el primer amor. Estudiamos juntos, jugamos en el mismo equipo y tocamos en la misma banda. Merendamos en sus casas y ellos en la nuestra, corrimos por los mismos parques y competimos por los mismos objetivos -los deportes, las notas o incluso las chicas- generalmente de manera sana.
¿Quién se imaginaba un verano en la niñez o adolescencia sin amigos?. Junto con la familia -en muchos casos por encima de ella- siempre fueron nuestra referencia con quien hablar, escuchar y compartir. Un pilar fundamental en las relaciones personales.
Algunas amistades iban y venían, pero siempre permanecía algo. Bien las mismas personas en el mejor de los casos, lo que siempre hemos llamado "buenos amigos", bien en su forma "conceptual" -diferentes personas que ejercían el papel de "buenos amigos" a lo largo del tiempo por diferentes circunstancias-.
Una persona sin amigos era una persona rara y preocupante. Generalmente se trataba de alguien atrapado y sobreprotegido por su familia, sin unas mínimas dotes sociales o con algún tipo de problema que jamás se osaba preguntar y del que nos compadecíamos -"pobre chaval, no tiene amigos", decíamos-.
Aun así, niños y adolescentes conseguíamos mantenernos juntos. Sabíamos tratar con el abusón que nos maltrataba, con el feo del que se reían las chicas, con el gordo del que nos reíamos nosotros, con el retrasado, con el acusica y con el traidor. Algunos no nos caían bien, a algunos incluso los odiábamos. Otros, sin embargo, eran incondicionales.
Eramos crueles y despiadados, atroces, pero sabíamos convivir e intentábamos resolver nuestros problemas. Chivándonos, pegándonos o dejándolos pasar.
Todos sabían quiénes eran nuestros amigos. Y quiénes nuestros enemigos.
La transformación
Con el paso de los años dejamos atrás los estudios y comenzamos a trabajar, a salir con nuestra pareja. A buscarnos un trabajo, un hogar y un futuro. De vez en cuando echábamos un vistazo otra vez hacia los adultos para alarmarnos al ver al rápido ritmo al que nos acercábamos a ellos y su fatídico presagio. ¿Cuánto tiempo o afecto dedicábamos a cultivar las amistades de una forma sincera y desinteresada?. ¿Cómo respondían nuestras amistades a esos afectos?. Cinco dedos eran muy pocos. Nosotros teníamos las dos manos y los dos pies.
Los amigos fueron quedando relegados no ya a un segundo sino a un tercer plano a partir de cierto punto. Todo parecía ser más importante: nuestra pareja, nuestro trabajo, nuestra casa... ¡hasta esa familia a la que jamás hubiéramos puesto por delante de los amigos en determinadas circunstancias!. ¿Qué era eso de cuidar a los amigos?. ¿Acaso no sabían cuidarse solos?.
Nosotros ya teníamos suficientes cosas que hacer. Y por eso las compartíamos con ellos cuando nos juntábamos. ¿Acaso había algo más importante que nuestro trabajo, nuestra casa, nuestro estatus y, sobre todo, nuestra flamante e incondicional pareja?. Nos sentíamos orgullosos y ellos también. Sólo hablábamos del precio de nuestras casas, de lo barato que compramos, de nuestros viajes, de nuestro brillante presente y futuro.
De repente, esa competencia que había sido puntual y sana, pero claramente patente hacía años, comenzó a dejar de ser patente, pero también sana y puntual. La escondíamos tras sonrisas y una falsa sensación de comprensión y afecto, pero cada vez era mayor. Algo se respiraba en el ambiente y se estaba transformando. ¿Qué nombre ponerle?. ¿Insatisfacción?. ¿Desilusión?. ¿Envidia?. El mundo de los adultos comenzaba a apestar a ese aroma en transformación.
Nuestro, nuestro y nuestro. Tenía que quedar claro. Por eso no invitábamos a la gente a nuestras casas para no compartir nuestras económicas compras. Si antes no concebíamos unas vacaciones de verano sin amigos, ahora pasamos a no concebirlas con ellos, pero sin embargo ansiabamos contarles la estupenda experiencia y enseñarles las fotos. Por supuesto ni se nos pasaba por la cabeza compartir nuestro presente y futuro, a menos que fuera más brillante que el de ellos y siempre desde cierta distancia.
Unos nos enfrentábamos a esa amarga sensación agrandándonos, exagerando nuestra condición para demostrarnos "mejores", para demostrar nuestra superioridad y buscar el lado bueno de nuestra vida, para demostrarnos que todo no sólo nos iba bien, sino mejor que a los demás. No parábamos de hablar y no escuchábamos a nuestros amigos.
Otros, astutos y traicioneros escuchábamos desde la penumbra y nos apropiábamos de toda la valiosa información que salía de la boca de nuestros amigos tras una apartente actitud inocente y despistada. No parábamos de escuchar pero no hablábamos a nuestros amigos.
Nuestra red de amistades se fue trasformando. Pero todavía nos quedaban las dos manos para contarlos.
El declive
Poco a poco nos dimos cuenta de lo que habían pasado a ser nuestros amigos: un objeto de consumo más, claramente marcado por nuestro propio egoísmo. Un objeto del que cada vez conocíamos mejor la fachada, repintada y brillante cada año pero del que desconocíamos el interior. Quizá las vigas estaban agusanadas.
Ahora llamábamos a nuestros amigos cuando nos aburríamos, cuando los necesitábamos. Cuando no teníamos con quién realizar una actividad en la que nos habíamos quedado solos. Cuando algo iba mal en nuestra pareja o cuando nos habíamos quedado solteros. Cuando teníamos problemas. Cuando nuestras excitantes y nuevas amistades se desvanecían de repente tras el periodo de apogeo que cada vez duraba menos. Cuando necesitabamos cubrir nuestro cupo de relaciones sociales.
Es más, en algunos casos habíamos estado años sin ofrecer, sin compartir, dando largas y siendo termendamente egoístas. En ocasiones incluso nos habíamos aprovechado, siempre desde la penumbra y con la más falsa de las sonrisas o indiferencias. Hablábamos de lo bonito de la amistad y del compartir y nos quejábamos de cuando nuestros amigos no lo hacían. Nosotros les hicimos feo tras feo, amistoso, social y económico, pero nos creímos con derecho a exigir cada vez más y más. Pero en realidad jamás compartimos nada.
Nos consolamos culpando a nuestra situación económica, a nuestras ineludibles reuniones familiares, a nuestras tareas domésticas, a nuestra posesiva pareja, a nuestro absorbente trabajo y a la sociedad de consumo. Sólo para no reconocer que en realidad siempre lo elegimos nosotros.
Ya no aparentábamos ser crueles y despiadados ni atroces, pero sin embargo no sabíamos convivir ni intentábamos resolver nuestros problemas. Ya no conseguíamos mantenernos juntos. Nos acordamos del chaval del que nos compadecíamos de pequeños porque no tenía amigos. ¿Qué diablos había pasado?.
Nos habíamos convertido en adultos. Una panda de amargados carentes de toda ilusión y esperanza, aislados en nuestras trágicas familias y nuestros herméticos pisos. Ya no sabíamos quiénes eran nuestros amigos. Ni quiénes nuestros enemigos. Y un escalofrío recorrió nuestro cuerpo.
Desde luego, si teníamos amigos, era seguro que se podían contar con los dedos de una mano. Y creímos que era un mensaje que debíamos transmitir.
25 July 2008
La amistad
15 July 2008
AJAX y PHP - Construyendo Aplicaciones Web Interactivas
Packt Publishing es una joven editorial inglesa volcada por completo en ampliar la documentación en cantidad y, sobre todo, en calidad de un amplio abanico de soluciones de software libre. Bajo su lema Community Experience Distilled, Packt Publishing nos ofrece en sus libros precisamente eso: títulos escritos por gente activa en diversas comunidades de software que condensan lo más interesante y práctico de cada materia.
En estos momentos acaba de publicar la versión en español de uno de sus libros más vendidos en el mercado anglosajón bajo el título "AJAX y PHP - Construyendo Aplicaciones Web Interactivas".
AJAX han sido las siglas más de moda en estos últimos años en el mundo del desarrollo web pero... ¿sabemos realmente qué significa?. ¿Cómo surgió?. ¿Realmente hacía falta?. ¿Ha supuesto realmente una revolución o ha sido otra moda más?. Con estas provocadoras preguntas comienza el primer capítulo de un libro que promete ser ameno desde sus inicios.
El segundo capítulo también nos lleva a la reflexión y al conocimiento de técnicas de amplio uso en la web que contribuyen a tapar esos agujeros sueltos que nos suelen quedar en las pequeñas tareas de siempre: JavaScript avanzado en los navegadores, DOM, CSS, XML y el objeto XMLHttpRequest. Y, muy importante, las diferencias y sutilezas de estas tecnologías al enfrentarse a los diversos navegadores de actualidad (Firefox, Opera, Internet Explorer...).
El tercer capítulo se centra en la parte técnica ya de manera más práctica construyendo un pequeño framework para la realización de peticiones asíncronas y aplicación práctica de PHP y DOM, bases de datos (MySQL) y recomendaciones generales de cara al código.
A pesar de lo que parece con estos primeros capítulos, no deja de ser un libro práctico para todos los públicos. Con la información técnica básica separada en los apéndices acerca de la preparación del entorno (instalación de PHP, Apache, MySQL...) bajo Windows y las diversas variantes de Unix que será de gran utilidad para el neófito, es un libro que se disfruta a todos los niveles.
El resto de los capítulos se dedica, uno a uno, a transmitir los conceptos fundamentales para dominar este conjunto de tecnologías de una manera amena que realmente engancha. En cada capítulo se construye una aplicación web diferente de la mano de los autores y acompañada de una explicación detallada:
- Validación de formularios
- Chat basado en AJAX (con XML y con JSON)
- Sugerir y autocompletar
- Gráficas en tiempo real con AJAX y SVG
- Presentación de datos en grid con AJAX
- Lector RSS
- Arrastrar y soltar con la biblioteca script.aculo.us
El libro sale como primera recomendación en Amazon para el tema "ajax php", con una puntuación de 4,5 estrellas sobre 5 de casi una treintena de compradores, por encima de otros títulos y colecciones más conocidas sobre el tema.
Hay información en detalle sobre el libro (en inglés) en:
- El microsite oficial del libro
- La web de uno de los autores
- Una crítica particular
- Otra crítica particular
Packt Publishing cuida mucho de los detalles y he tenido el placer de ser el traductor de este libro, poniendo todo mi empeño en que esta edición, completamente revisada y adaptada al castellano, merezca la pena incluso para aquellos que saben inglés a la perfección. Espero que lo disfrutéis y no dudéis en poneros en contacto conmigo o directamente con la editorial para cualquier asunto relacionado con el libro.