04 April 2009

Non ti preocupare. Del fanatismo tecnológico y la publicidad.


Parece que las personas tenemos la curiosa necesidad de sentirnos arropados por los demás. Nos gusta que nos quieran, que nos tengan en cuenta; en definitiva, que se preocupen por nosotros. También tenemos la necesidad de formar parte de algún colectivo o simplemente de sentirnos integrados, como vulgarmente se dice ahora. Todas ellas están relacionadas, generalmente, con factores íntimos como la autoestima, la tolerancia a la soledad, etc.

Las empresas y negocios, en general, tienen otras necesidades diferentes: la de pagar sus nóminas, dietas y gastos mes a mes y la de obtener beneficios para reinvertirlos o repartirlos. El lema máximo de cualquier empresario es "nosotros no somos una ONG". La empresa lucha por mantener a los suyos y no por beneficio social. Aparentes avances sociales en las empresas suelen provenir de jugosas subvenciones estatales o privadas.

Una vez pregunté a un alto cargo de una empresa si su actividad actual no estaba en contradicción con las bases fundacionales y con la imagen que vendía la empresa. Sin dudarlo un solo segundo, me dijo: "Mira, aquí vamos donde está el dinero y hacemos caso a quien nos paga. Todo lo demás es secundario".

¿Qué tiene que ver las necesidades humanas de una persona con la actividad empresarial?. Mucho. Hace tiempo que, sumidos en la crisis actual -no en la económica, sino en la social, espiritual, de valores o como queramos llamarla- es muy fácil para las empresas vender cosas que cubran esas necesidades.

¿Qué es si no el actual fanatismo tecnológico, por ejemplo?. Una vorágine que se nutre, en buena medida, de las necesidades humanas más básicas. Y las empresas lo saben. Móviles, cámaras de fotos, ordenadores portátiles, navegadores GPS, reproductores MP3 y cualquier otro cachivache -ahora llamado gadget- han pasado de ser herramientas que cumplen una función, a ser objetos de culto. Para cada marca, artículo, etc... encontramos infinidad de conversaciones, análisis exhaustivos, comparativas y hasta prácticamente ensayos que incluso los relacionan con formas de ser o formas de entender el mundo. Por supuesto, muchos de ellos acaban creando auténticos colectivos que incluso organizan reuniones para gozar mutuamente de sus adquisiciones. ¿Será ese el único punto en común de ciertas personas?. ¿Tan bajo hemos caido las personas que necesitamos la intermediación de productos y empresas simplemente para mantener relaciones sociales?. Por no hablar ya de las redes sociales que se lucran directamente con ello. He aquí una reflexión interesante acerca de Facebook (en inglés).

¿Cómo hemos llegado a esto?. No encuentro explicación alguna salvo a la propia publicidad. Se ha permitido que los anuncios nos vendan exclusividad, cariño y hasta felicidad. Toda esta publicidad no explota otra cosa que las debilidades humanas de las que se hablaba al principio. El truco fundamental consiste en hacer creer que la empresa realmente está trabajando para ti. Que se está preocupando por ti, que escucha tus sugerencias y mejora por ti.

La mayoría de nosotros sabemos que esto no es así.

Sabemos que las vacas lecheras de los anuncios no pastan en verdes prados alpinos sino que se hacinan en naves industriales y se alimentan de piensos compuestos de soja transgénica y restos de bollería industrial. Sí, restos de bollería industrial significa que buena parte del ganado -y no sólo el bovino- se alimenta a base de bollycaos caducados. De pequeño recuerdo como un compañero del colegio traía decenas de cromos de los bollycaos que recogía de una granja cercana a su casa y que servían de alimento a las vacas. Obviamente la empresa se preocupa de sí misma -rentabilidad- y en ningún caso del consumidor.

Sabemos que los anuncios de los catálogos de las empresas tecnológicas (gente guapa, atractiva, de varias razas y sonriente -con gafas y maletín- manteniendo una reunión en una lujosa sala, siempre a tu servicio) son una fotografía comprada y no responden a la gente que trabaja ahí. Sabemos que esas mismas empresas te dejan en la estacada en cuanto han conseguido tu dinero. Nadie quiere encargarse del mantenimiento. Una vez conseguido nuestro dinero, hemos dejado de ser especiales.

Sabemos que las grandes multinacionales colocan un amplio abanico de productos prácticamente iguales pero con diferentes marcas y envoltorios, de manera que simulan nuestra libertad de elección y la existencia de múltiples proveedores. Marcas adaptadas a nuestras necesidades. Cubriendo todo el abanico, una multinacional se asegura el beneficio en todo caso.

Tengámoslo claro. No somos especiales para las empresas. O, si lo somos, será en la medida en el gasto que les hagamos, porque dependen de nosotros para su supervivencia.

La felicidad y el bienestar no se compran. Jamás de los jamases llegaremos a ser medianamente felices si seguimos aislándonos y utilizando a empresas y productos como intermediarios o como excusa para las relaciones sociales. ¿De verdad no queda nada más entre las personas?.

Querámonos más, juntémonos más para practicar nuestras actividades favoritas, leamos de las bibliotecas, viajemos, fabriquemos cerveza. Y hablemos. Hablemos de lo divino y de lo humano, de los amigos, de la naturaleza, de arte, de ciencia, del universo y de la muerte. Todo esto es gratis o casi gratis.

En tiempos de crisis, espiritual y económica, no parecen malas medidas a tomar.

1 comment:

NuHBe said...

Estoy de acuerdo con el artículo de Tom Hondgkinson sobre Facebook. No entiendo desde cuando para poder relacionarme con alguien tengo que ponerme delante de una pantalla. Obviamente todos caímos en las redes (nunca mejor dicho) sociales alguna vez, en chats,el messenger, foros, blogs... a todos nos picó la curiosidad, pero esto no debería convertirse en la manera de relacionarse, porque, quién en la vida real tiene 180 amigos? Entonces cómo es que en Facebook, etc. es lo habitual?


Beta Writing, es muy interesante la entrada que haces, pero demasiado de que hablar!! Porque el tema de las empresas también es gordo, y de la alimentación de las vacas DOY FE...