La amplia noticia del cese de la actividad armada de ETA ha puesto de manifiesto lo que todos ya sabíamos: cómo en el País Vasco, a base de educación y adoctrinamiento, su población es capaz de ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio, incluso después de un hecho histórico como éste.
Particularmente estoy harto de que se vuelva a utilizar esta oportunidad para asociar a España (perdón, al Estado español) con "los malos de verdad", y a los terroristas con los "chicos que han hecho algo que no está bien del todo pero no tenían otro remedio". Estoy harto de que se dé por asumido que España es un estado donde se tortura y no se respetan los derechos humanos, proyectando una imagen internacional como si esto fuera Corea del Norte, y de que los terroristas son unos benditos a los que se debe poner poco menos que un piso de protección oficial con vistas a la Concha; eso sí, sin agua caliente como castigo.
Porque esa, y no otra, es la imagen que prevalece en el País Vasco. A España se la deshumaniza; a Euskadi se la personaliza. Sólo en Euskadi viven personas con nombres y apellidos, con sentimientos y derechos. Y sólo algunas, no todas, ojo. El resto de España es un mal global impersonalizado. Los terroristas son personas, las víctimas no.
Estoy harto de que los medios ofrezcan la imagen y todo el mundo pueda decir impunemente que los españoles son unos fascistas torturadores, y de que, sin embargo, pongan el grito en el cielo y digan que no es justo decir que la sociedad vasca hace guiños (activamente o por omisión) al terrorismo.
Cuando alguien se estremece porque alguien sale diciendo que le han tratado mal en la cárcel, pero no lo hace con el hijo de a quien le han reventado la cabeza de un tiro mientras iba al fútbol, es que algo falla. Cuando las víctimas del terrorismo se vuelven invisibles y no se habla de ellas, es que algo falla.
El nacionalismo, especialmente cuando hay terrorismo de por medio, no es más que otra forma de adoctrinamiento. Me recuerda a cuando Richard Dawkins entrevistó a un ex-judío convertido en musulmán. Es decir, un charnego. Todos sabemos que esos son los peores.
Y tengo que decirlo, no hay muchas diferencias entre hablar con un nacionalista adoctrinado y con este tipo.
23 October 2011
Ver la paja en el ojo ajeno
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