23 January 2012

España: un país que funciona por encuesta


Cuando en informática se estudian los dispositivos de entrada/salida, se suelen presentar dos estrategias o paradigmas de comunicación entre el dispositivo y la CPU.

Interrupción es un modelo donde cuando un dispostivo ha realizado su tarea (en general cuando ha terminado), avisa a la CPU. Encuesta es el mecanismo opuesto. Es la CPU la que tiene que estar continuamente pendiente de preguntar (encuestar) cada cierto tiempo al dispositivo: "¿Qué tal vas?", "¿Has terminado?", "¿has terminado?", ¿has terminado?".... "¿sigues vivo?".

Lo mismo ocurre ahora con, por ejemplo, las notificaciones de programas en los smartphones. Ahora lo llaman "pull/push". Cuando das permiso a que un programa te envíe notificaciones "push", es él quien te interrumpe: cuando te llega un correo, cuando te mencionan en Facebook, etc... te sale un mensajito. En otro caso tienes que ir mirándolo tú, con más frecuencia cuanto más importante o urgente es el asunto.

Pues bien, aceptémoslo ya. España funciona por encuesta, y así nos va. Es una de las grandes razones por las que somos tan ineficientes y todo funciona tan mal. Cada CPU (cada uno de nosotros) tiene que estar constantemente encuestando a los dispostivos (las personas, procedimientos o tareas de las que dependemos) para que las cosas salgan adelante, para saber en qué estado están, si es que están.

Se envía una solicitud verbal, por teléfono o ya ni hablemos por correo electrónico y la tarea entre en modo hiperespacio. No se sabe jamás en qué estado está, quién es el responsable de hacerla, ni cuándo terminará. Así que ya incluso antes de ver cómo va la cosa, nuestra primera encuesta es para confirmar si se ha recibido correctamente el mensaje: "¿has leído mi correo?", "¿ha llegado mi documentación?"...

En España dedicamos un tiempo vergonzoso a enterarnos de cómo va lo que hemos encargado porque no nos fíamos de los demás. Y con razón: mucha gente no hace su trabajo hasta que no tiene a alguien encima metiéndole presión o sacándole los colores. Y, además, siempre depende de quién seas para que te lo hagan antes o después, mejor o peor. O incluso para que te lo hagan.

¿Qué se puede esperar de un país así? Gran parte de nuestro mal humor, insatisfacciones y desesperación es porque tenemos demasiadas cosas en la cabeza. Cosas que no deberíamos, porque no son nuestro trabajo. ¿Debo saber yo quién se encarga de la máquina de café? ¿De expedir los carnets? ¿De traer los folios? ¿De arreglar la impresora? ¿De ingresarme el dinero de una conferencia? ¿De expedirme un certificado? Y, para colmo, ¿debo seguir y estar pendiente de cada una de esas tareas, presionando constantemente, para que salgan adelante?

Vayan ustedes a un país serio y verán cómo funcionan las cosas. O bueno, no hace falta que se vayan, compren en Amazon, como ejemplo representativo. Cuando algo se encarga, se recibe una confirmación y una fecha estimada de finalización, así como una donde ya debes "comenzar a preocuparte" (aun así ellos te avisarán). En cada paso, se recibe un aviso del estado de tu solicitud, especialmente cuando hay un problema o un retraso. Y, en la mayoría de los casos, se recibe una compensación cuando no se ha cumplido lo prometido.

Desde que he vuelto a España, he dedicado un 25% de mi tiempo o más a hacer o solicitar cosas, a encuestar (cuando no presionar) constantemente, sobre cosas que deberían hacerse solas y yo debería ser avisado cuando estuvieran hechas. A luchar, esperar y pasar por decenas de personas para cada cosa del día a día. En instituciones y departamentos que, además, están sobredimensionados para el ridículo trabajo que hacen, y en el que tienen el morro de decirte que tienen mucho trabajo cuando siempre están de baja, de vacaciones, o hablando por teléfono.

Sí, aquí hay mucho desfalco, en eso estamos de acuerdo. Pero es que un país que funciona por encuesta, se irá a pique en los tiempos en los que estamos.

Saludos.

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