¿Hace cuánto que no se habla de otra cosa que de política, economía, corrupción, fútbol y, en general, cotilleo? Porque no sé si han fijado, pero todos los medios son hoy ya puro cotilleo y nada más. El rey, el papa, Rajoy, los grandes empresarios, los políticos, el pobre desgraciado al que nadie le gustaría ser; todos seguidos al dedillo en telediarios y portadas de prensa. Cuánto dinero tienen, qué propiedades tienen, con quién se acuestan, cómo visten, cuál es su estado de salud, sus rencillas, qué han dicho o dejado de decir en Twitter.
¿Hace cuánto que los medios no dan noticias diferentes? Da igual leer uno que otro, puesto que todos hablan de lo mismo, todos tienen los mismos titulares en el mismo orden con el mismo tamaño de letra. Con connotaciones políticas o visiones diferentes si se quiere, pero todos polemizan sobre los mismos temas.
Si los medios de comunicación masivos ya eran malos por tradición, de unos meses a esta parte se han vuelto absoluta basura. Una revista del corazón a escala masiva, con ejemplos de lo más rancio y sólo polémicas y anécdotas en portadas y titulares. Fíjense que, en prensa, predominan masivamente los fotos de primeros planos de personas famosas o desgraciadas. Apenas hay nada más.
¿Qué hay del buen periodismo en los medios generalistas? ¿Dónde está? ¿Por qué no se hace divulgación científica de verdad, de qué se está moviendo en los libros de ensayo que se escriben, de dónde están las oportunidades laborales ahora, de cómo prepararse más y mejor? ¿Por qué no hablan en debates filósofos, escritores, médicos, profesores, policías? ¿Qué hay de geografía, historia, naturaleza, viajes? ¿A qué recónditas esquinas de la pantalla han quedado reducidas esas secciones?
¿Por qué hemos dejado que los medios den voz al monopolio de lo más chusco, quejica y rancio?
Estoy convencido de que, en primer lugar, la mayoría de los medios no recogen en absoluto la realidad, sino que la distorsionan, la manipulan y la magnifican, la llevan al blanco o negro, la trivializan, la pervierten.
En segundo lugar, no sólo hacen mal su función principal (informar con rigor, moderación y escepticismo), sino que su labor social es contraproducente: dan la imagen de que todo el mundo es inculto, zafio, mangante, rancio, maleducado, envidioso y estúpido, expandiendo el malestar a todos los niveles: en las conversaciones, en los comentarios de los periódicos, en las redes sociales.
¿Hay excepciones? Avísenme dónde se puede leer algo decente en castellano, por favor.
¿Acaso en su quehacer diario oyen ustedes hablar de algo que no sea el paro, la corrupción, los políticos, deportes y demás basura?
¿Por qué tenemos que ser nosotros los que dediquemos horas y horas a buscar fuentes alternativas, en vez de acudir a una fuente generalista y muy solvente, sobre todo si ha sido pagada por nuestros bolsillos, como por ejemplo hacen los ingleses acudiendo a su radiotelevisión pública?
No se trata de ocultar la realidad, pero sí de ser justo, mantener el tipo y ayudar a cambiar. España puede ser cutre, envidiosa y rancia en buena parte, pero no toda es así, ni mucho menos.
Está en nosotros qué parte de nosotros queremos enseñar, a qué queremos dedicar la atención y qué queremos promocionar. Y por ahora nos estamos regocijando en lo peor. Y lo malo es que, encima, nos encanta.
No se engañen: no se trata de ocultar la realidad, sino de seleccionar qué es lo que se enseña, cómo y para qué. Ésa ha sido y será siempre la labor de los medios.
Vean, como ejemplo, cómo puede plantearse una noticia acerca del problema de la contratación de cargos de confianza en los partidos políticos.
Posibles enfoques:
- Titular: "Vuelve a rechazarse en pleno la propuesta del partido XX de limitar y controlar la contratación de cargos de confianza para combatir el nepotismo". Información: cargos por partidos políticos y la propuesta concreta presentada por XX.
- Titular: "Fulanito tiene 162 asesores en el Ayuntamiento, muchos militantes y familiares de cargos del partido YY". Información: Fulanito y el partido YY enchufan a todo dios. Los demás también, pero algo menos. Hay por ahí alguno que no parece enchufar a nadie, pero da igual.
Con el primer enfoque se demostraría que hay grupos políticos trabajando activamente (aportando propuestas concretas y razonadas, escritas y expuestas por políticos de carne y hueso) y quién las apoya y quién no en los plenos. Se daría información importante a la ciudadanía para que tomara decisiones en el futuro (seguir los plenos de cerca, o a quién votar o dejar de votar en las próximas elecciones, por ejemplo). El mensaje es que, si usted se implica, la cosa puede cambiar.
Con el segundo enfoque se ocultaría que hay grupos políticos trabajando activamente, se destacaría que los políticos del partido YY le echan mucho morro y son unos chorizos que contratan a familiares y afiliados, y que los demás tampoco andarían muy lejos. Y le repetirían, por enésima vez que usted es un pobre desgraciado que podría forrarse si se metiera a político o pululara por ahí, puesto que en la información se haría énfasis en la cantidad de enchufados y el dinero que ganan. Y que usted no puede hacer absolutamente nada al respecto.
Adivinen cuál es el enfoque que se le ha dado a la noticia en cuestión, como a todas las demás.
Saludos.
No comments:
Post a Comment