Continuando con la entrada anterior acerca de mis problemas con el liberalismo, aquí va la segunda, que es fruto de una serie de reflexiones que dejé en vídeos cruzados entre Paloma (Fortunata y Jacinta) y Juan Ramón Rallo en YouTube.
Algo que suele obviarse, pero que Paloma ha recalcado en su vídeo (aunque versaba sobre otro tema), es que la posición "liberal" asume unas suposiciones totalmente irreales, simplificadas y hasta frías sobre la realidad, los estados, y las personas. Por eso precisamente yo creo que nunca calaron en el mundo hispánico. Y si lo hacen en algún momento será gracias a la colonización mediática y tecnológica norteamericana.
Los liberales ven a los estados básicamente como proveedores de servicios (grosera simplificación, pero así lo dicen a menudo) y, cual usuario no contento con su compañía de teléfono móvil porque sólo le da 4G a esos carísimos 10€/mes, sólo ven las ataduras y lo que no les gusta, en vez de en global. ¿Lealtad a mi país? Ninguna, yo no nací ahí por elección.
"Ya estoy tardando en largarme a otro país estupendo como por ejemplo Suiza o Singapur, donde ahí sí que saben... Se les ve además una cara de felicidad... Debemos movernos por asociaciones libres, romper el estado en trozos más pequeños e independientes si es necesario, porque cuanto más pequeño mejor, cuánto molaban esos dulces y pequeños ducados o principados antiguos no como el opresor estado actual..." Como teoría está muy bien, sobre todo para vender libros tan utópicos como los comunistas, pero el discurso ya cansa un poco.
¿La realidad? Ni una simple comunidad de vecinos pequeña es capaz de organizarse pacífica y eficientemente, abrir una sola zanja para poner cable en una calle es un infierno de coordinación y gasto... ¿abrimos 100 zanjas para que cada empresa provea sus servicios de manera independiente?, uno es la suma de su genética + su entorno cultural, moverse de país en país no es un tema baladí, el confort material o los impuestos no son lo más importante, el alcalde de turno de un pueblo pequeño cuasi-auto-organizado puede ser más represivo y dictatorial que un presidente del gobierno, y así un larguísimo etcétera...
Es natural que haya un compromiso entre individuo y sociedad o estado, y que haya que delegar, y que ambos son importantes porque ninguno de los dos puede existir sin el otro.
El tema de comparar las siempre veneradas empresas con los siempre odiados estados por parte los liberales es particularmente decepcionante, ya que en vez de partir de unos axiomas universales, los cambian según se refieren a estados o empresas.
Esto hace que, por mucha razón que tengan, se ve a la legua que se trata no de un análisis moderado y general, sino de argucias argumentales para defender o atacar a quien interese (empresas y estado, respectivamente). Veámoslo :D
Empresa: Las empresas son entidades colectivas dirigidas por gestores. Sus decisiones desde arriba determinan el éxito o fracaso de la empresa en el mercado. Por eso los gestores merecen los altísimos sueldos que ganan y los dueños pueden resolver los conflictos y hacer con sus empresas lo que les de la gana. Top-down rules.
Estado: La gestión top-down es mala. Los de arriba oprimen y coartan la libertad de las personas. Son las acciones personales de los individuos las que deben florecer libremente y los estados deben interponerse lo justo. Los políticos estorban y cobran demasiado para lo que hacen.
Empresa: La empresa es dueña del espacio físico que ocupa, sus posesiones materiales, del tiempo de los empleados y de lo que producen, así como en muchos casos de la propiedad intelectual generada. Si no les gusta lo que hay, pueden largarse a otra o formar la suya, obviamente FUERA de ahí, empezando de cero, y sin llevarse nada de la empresa. Si no, puede enfrentarse a sanciones legales, porque han "robado" o se han aprovechado de la empresa y su capital invertido.
Estado: Los ciudadanos son dueños absolutos de su propiedad privada y el estado jamás debería intervenir en su gestión por mucho "bien común" que lo justifique. Si no les gusta, tienen derecho a separarse de ese estado u organizarse como les venga en gana. Todo eso, obviamente sin moverse de donde están (misma propiedad, que para eso es suya) y manteniendo toda la infraestructura y enormes ventajas que ya tenían proporcionadas por el estado. Eso no es capital acumulado ni ventaja competitiva.
Empresa: Los trabajadores deben ser leales a la empresa, comportarse responsablemente, no revelar secretos, etc... y trabajar según sus directrices. Formar parte de la "cultura empresarial" y esforzarse es estupendo, que dará sus frutos. Hay que remar todos en la misma dirección y dejarse guiar por los gestores porque ellos velan por el bien de la empresa. Los sindicatos no deberían existir.
Estado: Los individuos no deben ser leales a sus estado si no quieren, ya que esto es un constructo que no eligieron. No hace falta esforzarse por mejorar la vida en común y aportar al estado porque es un ladrón y da más problemas que ventajas. Formar parte de la "cultura nacional" no tiene ninguna lógica y es un hecho circunstancial. Hay que cuestionar todo lo que hacen los politicos, porque es claramente para su beneficio personal. Los ciudadanos deberían constantemente velar por sus derechos y auto-organizarse en asociaciones y lobbies.
Empresa: Un alto cargo de cualquier filial debe dar una buena imagen de marca global, respetar unos códigos de conducta, a los gestores y a sus compañeros de otras filiales. Si está constantemente dando mala imagen de la empresa, sobrecargando la empresa con problemas, expandiendo un "ambiente tóxico", y llamando "improductivos y aprovechados" a sus compañeros de otras filiales, distrayendo a todo el mundo de sus tareas principales, obviamente debe ser despedido. Si los gestores han decidido mantener esas otras filiales, por algo será, y no son quiénes para cuestionar la autoridad de los gestores, además del mercado. Los colectivismos en general son malos.
Estado: No hay nada necesariamente malo en que un alto cargo político de un estado dedique su labor a criticar o manchar el nombre de su país a nivel internacional con el objetivo de la secesión, ya que no hay por qué sentirse identificado o defender el lugar donde uno no eligió nacer. La fragmentación es incluso deseable, ya que no se puede obligar a nadie a permanecer juntos o formar parte de un colectivo con el que no se identifica. En este caso, el papel del sentimiento colectivo es importante.
Empresa: Las multinacionales no son necesariamente malas y pueden distribuirse y organizarse por los distintos países como quieran. No hay por qué regularlas o imponerles ningún tipo de límite. Si sobreviven aun siendo enormes es porque el mercado así lo ha decidido y demuestran que son eficientes.
Estado: Los megaestados no son deseables porque favorecen las concentraciones de poder y la corrupción. Su tamaño y expansión deben ser limitados, controlados, y "fiscalizados" cuidadosamente. Cuanto más pequeños y disgregados, en general, mejor, porque además los estados grandes son altamente ineficientes y requieren malgastar tiempo en tareas puramente administrativas u organizativas.
Ahora cambien "estado" por "empresa", "político" por "gestor", y "ciudadano" por "trabajador", y tienen el discurso opuesto.
Aburrido.
Saludos.