06 December 2021

Mis problemas con el "liberalismo" (II)


Continuando con la entrada anterior acerca de mis problemas con el liberalismo, aquí va la segunda, que es fruto de una serie de reflexiones que dejé en vídeos cruzados entre Paloma (Fortunata y Jacinta) y Juan Ramón Rallo en YouTube.

Algo que suele obviarse, pero que Paloma ha recalcado en su vídeo (aunque versaba sobre otro tema), es que la posición "liberal" asume unas suposiciones totalmente irreales, simplificadas y hasta frías sobre la realidad, los estados, y las personas. Por eso precisamente yo creo que nunca calaron en el mundo hispánico. Y si lo hacen en algún momento será gracias a la colonización mediática y tecnológica norteamericana.

Los liberales ven a los estados básicamente como proveedores de servicios (grosera simplificación, pero así lo dicen a menudo) y, cual usuario no contento con su compañía de teléfono móvil porque sólo le da 4G a esos carísimos 10€/mes, sólo ven las ataduras y lo que no les gusta, en vez de en global. ¿Lealtad a mi país? Ninguna, yo no nací ahí por elección.

"Ya estoy tardando en largarme a otro país estupendo como por ejemplo Suiza o Singapur, donde ahí sí que saben... Se les ve además una cara de felicidad... Debemos movernos por asociaciones libres, romper el estado en trozos más pequeños e independientes si es necesario, porque cuanto más pequeño mejor, cuánto molaban esos dulces y pequeños ducados o principados antiguos no como el opresor estado actual..." Como teoría está muy bien, sobre todo para vender libros tan utópicos como los comunistas, pero el discurso ya cansa un poco.

¿La realidad? Ni una simple comunidad de vecinos pequeña es capaz de organizarse pacífica y eficientemente, abrir una sola zanja para poner cable en una calle es un infierno de coordinación y gasto... ¿abrimos 100 zanjas para que cada empresa provea sus servicios de manera independiente?, uno es la suma de su genética + su entorno cultural, moverse de país en país no es un tema baladí, el confort material o los impuestos no son lo más importante, el alcalde de turno de un pueblo pequeño cuasi-auto-organizado puede ser más represivo y dictatorial que un presidente del gobierno, y así un larguísimo etcétera...

Es natural que haya un compromiso entre individuo y sociedad o estado, y que haya que delegar, y que ambos son importantes porque ninguno de los dos puede existir sin el otro.

El tema de comparar las siempre veneradas empresas con los siempre odiados estados por parte los liberales es particularmente decepcionante, ya que en vez de partir de unos axiomas universales, los cambian según se refieren a estados o empresas.

Esto hace que, por mucha razón que tengan, se ve a la legua que se trata no de un análisis moderado y general, sino de argucias argumentales para defender o atacar a quien interese (empresas y estado, respectivamente). Veámoslo :D

Empresa: Las empresas son entidades colectivas dirigidas por gestores. Sus decisiones desde arriba determinan el éxito o fracaso de la empresa en el mercado. Por eso los gestores merecen los altísimos sueldos que ganan y los dueños pueden resolver los conflictos y hacer con sus empresas lo que les de la gana. Top-down rules.
Estado: La gestión top-down es mala. Los de arriba oprimen y coartan la libertad de las personas. Son las acciones personales de los individuos las que deben florecer libremente y los estados deben interponerse lo justo. Los políticos estorban y cobran demasiado para lo que hacen.

Empresa: La empresa es dueña del espacio físico que ocupa, sus posesiones materiales, del tiempo de los empleados y de lo que producen, así como en muchos casos de la propiedad intelectual generada. Si no les gusta lo que hay, pueden largarse a otra o formar la suya, obviamente FUERA de ahí, empezando de cero, y sin llevarse nada de la empresa. Si no, puede enfrentarse a sanciones legales, porque han "robado" o se han aprovechado de la empresa y su capital invertido.
Estado: Los ciudadanos son dueños absolutos de su propiedad privada y el estado jamás debería intervenir en su gestión por mucho "bien común" que lo justifique. Si no les gusta, tienen derecho a separarse de ese estado u organizarse como les venga en gana. Todo eso, obviamente sin moverse de donde están (misma propiedad, que para eso es suya) y manteniendo toda la infraestructura y enormes ventajas que ya tenían proporcionadas por el estado. Eso no es capital acumulado ni ventaja competitiva.

Empresa: Los trabajadores deben ser leales a la empresa, comportarse responsablemente, no revelar secretos, etc... y trabajar según sus directrices. Formar parte de la "cultura empresarial" y esforzarse es estupendo, que dará sus frutos. Hay que remar todos en la misma dirección y dejarse guiar por los gestores porque ellos velan por el bien de la empresa. Los sindicatos no deberían existir.
Estado: Los individuos no deben ser leales a sus estado si no quieren, ya que esto es un constructo que no eligieron. No hace falta esforzarse por mejorar la vida en común y aportar al estado porque es un ladrón y da más problemas que ventajas. Formar parte de la "cultura nacional" no tiene ninguna lógica y es un hecho circunstancial. Hay que cuestionar todo lo que hacen los politicos, porque es claramente para su beneficio personal. Los ciudadanos deberían constantemente velar por sus derechos y auto-organizarse en asociaciones y lobbies.

Empresa: Un alto cargo de cualquier filial debe dar una buena imagen de marca global, respetar unos códigos de conducta, a los gestores y a sus compañeros de otras filiales. Si está constantemente dando mala imagen de la empresa, sobrecargando la empresa con problemas, expandiendo un "ambiente tóxico", y llamando "improductivos y aprovechados" a sus compañeros de otras filiales, distrayendo a todo el mundo de sus tareas principales, obviamente debe ser despedido. Si los gestores han decidido mantener esas otras filiales, por algo será, y no son quiénes para cuestionar la autoridad de los gestores, además del mercado. Los colectivismos en general son malos.
Estado: No hay nada necesariamente malo en que un alto cargo político de un estado dedique su labor a criticar o manchar el nombre de su país a nivel internacional con el objetivo de la secesión, ya que no hay por qué sentirse identificado o defender el lugar donde uno no eligió nacer. La fragmentación es incluso deseable, ya que no se puede obligar a nadie a permanecer juntos o formar parte de un colectivo con el que no se identifica. En este caso, el papel del sentimiento colectivo es importante.

Empresa: Las multinacionales no son necesariamente malas y pueden distribuirse y organizarse por los distintos países como quieran. No hay por qué regularlas o imponerles ningún tipo de límite. Si sobreviven aun siendo enormes es porque el mercado así lo ha decidido y demuestran que son eficientes.
Estado: Los megaestados no son deseables porque favorecen las concentraciones de poder y la corrupción. Su tamaño y expansión deben ser limitados, controlados, y "fiscalizados" cuidadosamente. Cuanto más pequeños y disgregados, en general, mejor, porque además los estados grandes son altamente ineficientes y requieren malgastar tiempo en tareas puramente administrativas u organizativas.

Ahora cambien "estado" por "empresa", "político" por "gestor", y "ciudadano" por "trabajador", y tienen el discurso opuesto.

Aburrido.

Saludos.

3 comments:

Gallego Rey said...

y manteniendo toda la infraestructura y enormes ventajas que ya tenían proporcionadas por el estado.(...)

El Estado no proporciona nada. El Estado gestiona lo que creamos las personas, bien a título personal o colectivo: empresas, asociaciones, cooperativas etc.

Empresa: Los trabajadores deben ser leales a la empresa, comportarse responsablemente, no revelar secretos, etc... y trabajar según sus directrices. Formar parte de la "cultura empresarial" y esforzarse es estupendo, que dará sus frutos. Hay que remar todos en la misma dirección y dejarse guiar por los gestores porque ellos velan por el bien de la empresa. Los sindicatos no deberían existir.
Estado: Los individuos no deben ser leales a sus estado si no quieren, ya que esto es un constructo que no eligieron. No hace falta esforzarse por mejorar la vida en común y aportar al estado porque es un ladrón y da más problemas que ventajas. Formar parte de la "cultura nacional" no tiene ninguna lógica y es un hecho circunstancial. Hay que cuestionar todo lo que hacen los politicos, porque es claramente para su beneficio personal. Los ciudadanos deberían constantemente velar por sus derechos y auto-organizarse en asociaciones y lobbies.(...)

Cuando se firma un contrato para trabajar con una empresa uno se compromete a cumplir ciertas normas. Yo no he firmado nada con ningún sindicato, y menos en España, donde los más honrados son cuatreros. Claro que hay que cuestionarse todo lo que hacen los políticos, de hecho, eso sería el mejor síntoma de sociedad sana donde se fiscaliza lo que hacen los gestores de lo común. Aquí aplíquese el mismo rasero que a los sindicatos.

A ver, creo sinceramente que hay cientos de argumentos mejores para criticar al liberalismo. Coincido que es tan utópico como el comunismo y en que los "liberales de guardia", tipo Rallo, están muy alejados de la sociedad, la cual dibujan desde sus torres de marfil. Ahora bien, y hablo de España, entre la propuesta de esos liberales y lo que hay, me quedo con esos locos que nos prometen dejarnos en paz.

Sobre Fortunata y Jacinta, es decir, sobre la persona que hay detrás y sus ideas, me parecen igual de chipirifláuticas que lo que critica constantemente. Los epígonos de Gustavo Bueno son de lo más delirante que tenemos en España.

Te leo siempre. Pero no siempre estoy de acuerdo. Lo que sí, se me hacen pocos los artículos que compartes.

Betawriter said...

Gracias por tu comentario. Mi trabajo y circunstancias personales no me permiten escribir mucho más, desgraciadamente...

Es un tema largo y complejo para debatir aquí, pero yo no estoy realmente manteniendo ninguna postura, sino criticando cómo los liberales (y ojo, los otros igual, pero al revés) no parten de axiomas generales e interesantes, sino según a quién critiquen, y cómo eso es malo para ellos.

Por ejemplo, el empresario siempre es un ser de luz cuyo interés es que a la empresa le vaya bien y son sus decisiones quienes determinan el éxito, de ahí que merezca una remuneración altísima y pueda hacer lo que quiera (trabajar desde donde quiera, tomarse las vacaciones que quiera, o directamente no trabajar, etc...). La gestión top-down es buena y necesaria, y los trabajadores no deben fiscalizar a sus superiores, sino confiar en ellos.

El político, sin embargo, es un ser egoísta que se mete para poder vivir del cuento y sustraer las rentas de los ciudadanos, intentando mover los presupuestos a chiringuitos dedicados a sus propios intereses y de los suyos, y no merece ese sueldo tan alto (aunque sea responsable de una comunidad de 1 millón de persones y cobre el 1% de lo que cobra un empresario con 10.000 trabajadores). La gestión top-down es mala y opresora, y debe ser siempre fiscalizada de manera pormenorizada.

Creo que ambas cosas son exageraciones y sólo demuestran ideologización. Los humanos somos todos bastante parecidos y como en todos los gremios la mayoría de profesionales son mediocres y unos cuantos pésimos, a veces los que más alto llegan. Conozco muchos empresarios que atienden mucho antes a su interés particular que al de la empresa, y a políticos que tienen un trabajo honrado y se han metido en política por realmente intentar cambiar cosas que consideran injustas y mejorar su comunidad, cuando podrían evitarse líos y seguir a lo suyo.

Con premisas tan simplonas como las de los liberales (empresario bueno, político malo que me oprime y roba) hacen flaco favor a su causa. Acaban haciendo el mismo discurso que los comunistas (político bueno, empresario malo que me oprime y roba).

Estoy totalmente de acuerdo con la fiscalización detallada de políticos y sus gastos, ya que rigen nuestras vidas. Pero no veo la misma exigencia en las empresas que, de alguna manera, también la determinan. Pasamos 8 horas al día en ellas y determinan nuestra subsistencia en forma de rentas, así como determinan bastante nuestra salud mental y física. Ciudadano y trabajador son conceptos abstractos diferentes, pero todos somos la misma persona al final.

¿Cuánto fiscalizan los trabajadores a las empresas? ¿Cuántos empresarios o jefecillos estarían dispuestos a publicar su sueldo o en qué se gastan el dinero de la empresa? Ninguno, porque en muchísimos casos no es justificado, lo malgastan igual o más que los políticos, y sufrirían una revolución al día siguiente cuando la gente supiera cómo lo gastan mientras a ellos les exigen y ratean constantemente: "Estamos en dificultades", "no podemos cambiarte de ordenador ahora", "necesitamos que eches unas horas más por el mismo sueldo", etc... son el pan nuestro de cada día, mientras los dineros se van a un primo consultor que no hace nada, cenas o viajes "de empresa" (que todos sabemos que no lo son).

Para los liberales, les basta con el razonamiento "es su empresa y se la folla como quiere" y si sigue funcionando es porque "el mercado" así lo ha decidido, así que tú trabajador, a hacer lo que diga el patrón y a callar. Y si no te gusta te vas, o te montas la tuya: capitalismo, ahorro y trabajo duru.

Es por eso que esos intelectuales liberales tan sesudos me siguen sorprendiendo en cómo son ellos mismos los que van a destruir su propia causa...

Saludos.

Gallego Rey said...

¿Cuánto fiscalizan los trabajadores a las empresas? ¿Cuántos empresarios o jefecillos estarían dispuestos a publicar su sueldo o en qué se gastan el dinero de la empresa? Ninguno, porque en muchísimos casos no es justificado, lo malgastan igual o más que los políticos, y sufrirían una revolución al día siguiente cuando la gente supiera cómo lo gastan mientras a ellos les exigen y ratean constantemente: "Estamos en dificultades", "no podemos cambiarte de ordenador ahora", "necesitamos que eches unas horas más por el mismo sueldo", etc... son el pan nuestro de cada día, mientras los dineros se van a un primo consultor que no hace nada, cenas o viajes "de empresa" (que todos sabemos que no lo son).

Sinceramente, creo que esto es un despropósito. Yo, mientras cumpla con lo acordado con mis empleados, no les debo explicación alguna de lo que gano ni cómo lo gasto. Ya me fiscaliza Hacienda, y de qué modo, como para que viniese un empleado a pedirme cuentas de lo que no es suyo.
Estoy de acuerdo en que no se pueden aceptar argumentos extremos basados en ciertas magufadas, y en eso ciertos liberales empatan cuando no superan a ciertos marxistas, pero hasya ahí mi coincidencia de posturas. Lo público es público y lo privado es privado. Cada cosa para lo suyo, con sus reglas y funciones.
Saludos. Se te echa de menos. Siento que no puedas escribir más.