10 September 2009

Tecnología y eficiencia. ¿Para qué?


Es conveniente reflexionar de vez en cuando dónde estamos y hacia dónde queremos ir tecnológicamente hablando. Especialmente en esta época y lugar, que es el occidente del siglo XXI, donde han ido desapareciendo casi todas las referencias que anteriormente guíaban la conducta de muchas personas (e.g. la religión, política). ¿Qué papel queremos que juegue la tecnología? ¿Hasta dónde vamos a permitir que se entrometa en lo "humano"?

Análisis interesantes

Muchas personas han hecho, hacen y seguirán haciendo análisis muy interesantes sobre este tema. Algunas muy acertadamente y con mucho conocimiento de causa desde mi punto de vista. Encontramos algunos blogs sumamente coherentes e interesantes hasta eminencias como Neil Postman y su libro "Technopoly: the surrender of culture to technology".

Atención a lo explícito del título del mencionado libro: "Tecnopolio: la rendición de la cultura ante la tecnología". Escrito hace más de 15 años cobra una vigencia impresionante en estos momentos. Basta leer qué entiende Postman por "tecnopolio":

"Un tecnopolio es una sociedad donde el objetivo primario, si no el único, del trabajo y el pensamiento humano es la eficiencia, donde los cálculos técnicos son superiores en todos los aspectos al juicio humano y donde los asuntos de los ciudadanos deben ser guiados y dirigidos por expertos".

¿Alguien encuentra alguna descripción mejor a la de los tiempos en que vivimos? Inversión en tecnología por aquí, desarrollo tecnológico por allá, brecha digital, adquisición de nuevos aparatos, nuevos formatos...

Un ritmo frenético continuo, sin fin, del que no se vislumbra salida al ritmo que llevamos. Quizá en otra ocasión hablemos más profundamente de ese libro y su descripción, recomendando sin duda alguna su lectura.


Un burdo ejemplo: la película VHS

Establezcamos a modo de ejemplo tontorrón lo que un cambio centrado en la tecnología ha supuesto en esta segunda etapa de mejora y cambio tecnológico, como también lo tuvo la primera época (aparición de la televisión, el vídeo, etc...).

Yo pregunto: ¿qué diferencia significativa hay entre ver una misma película alquilada en VHS en una tele analógica como hacíamos en los años 80 y verla en alta definición en un flamante plasma adquirida o descargada directamente desde nuestra casa?

Sin lugar a dudas, la calidad de imagen y de sonido es mejor, la selección y obtención de la película es más rápida y todo es más cómodo, pero esencialmente no hay una gran diferencia en ese absurdo término denominado "experiencia del usuario" con la excepción, si se quiere, de películas o documentales en los que las escenas o efectos en sí mismos son su esencia (las que antiguamente "había que ir a ver al cine").

Sin embargo, sí que hay otras diferencias significativas que no son tecnológicas sino humanas. ¿Alguien se ha parado a analizarlas? En primer lugar, buscamos en Internet opiniones, el argumento, la valoración de la película, etc... robando ese protagonismo a amigos o familiares que pueden darnos una impresión más subjetiva si se quiere, pero más humana. Nos perdemos también el paseo hasta el videoclub, con lo que ello implica: salir a la calle, comunicarnos con otras personas, pedir consejo al encargado, encontrar películas "por casualidad" que nos sorprendan, etc.

Si bien quizá no sea éste el mejor ejemplo, creo que sí sirve para entender cuál es el tema de fondo que se pretende analizar: ¿la tecnología nos aleja de lo humano?


Deificación de la tecnología, reificación del hombre

Las grandes religiones han caido en Occidente en el siglo XXI, al menos aparentemente y desde el punto de vista espiritual y ritual. La política también parece haberse estabilizado y generar cada vez menos interés, mucho menos dotar de algún "significado vital" a su seguidores.

Obviamente no soy yo el primero, ni el único, que se ha dado cuenta del proceso en el que estamos inmersos: la deificación de la tecnología, esto es, la atribución de atributos divinos a la misma separándola cada vez más del hombre, y la reificación del hombre, esto es, la degradación del ser humano a un mero cohabitante más de este planeta.

La tecnología cada vez avanza más, es más compleja, más interdisciplinar, más especializada, hasta el punto en que prácticamente nadie es capaz de tener el conocimiento suficiente o completo de una pequeña rama o siquiera del funcionamiento un aparato concreto.

Estas características alejan cada vez más a la tecnología del hombre, que acaba dotando de atributos semidivinos a las tecnologías y aparatos, ya que cree que escapan al conocimiento humano o al menos al conocimiento de un simple mortal. Es esa la razón por la que los geeks (los de verdad) son vistos como una suerte de semidioses dotados de una conexión y una autoridad tecnológica que les conceden cierta superioridad. ¿No son acaso los nuevos sacerdotes? Creo que más de uno y más de mil tienen a Steve Jobs como su pastor. ¿Será por ello que siempre viste como un cura?

Es curioso cómo cosas creadas por el hombre, que no tienen una existencia en sí misma y que lo único que hacen es obedecer las órdenes simples, claras, ultraprecisas y explícitas que algún otro hombre les ha dado pueden haber alcanzado tanta relevancia, así como sus creadores o estudiosos un reconocimiento y prestigio dignos de la semideidad.

El fenómeno opuesto también es muy curioso: cómo el hombre (medio) ha sido degradado a ser una pieza más, perfectamente sustituible, en la construcción de proyectos, tecnología o negocios, cómo la "imagen de marca" y la "cultura corporativa" han pasado a ser los protagonistas, por encima de cualquier persona. ¿No suena esto a una nueva horda de fieles? ¿Cuánta gente se ha quedado sin dormir haciendo cola en los grandes almacenes ante el lanzamiento inminente de un nuevo producto?

Pienso que todas estas falacias se deben precisamente a la publicidad que se encarga muy mucho de difundir esa visión y esos valores, simplemente porque generan dinero. De dotar de un halo de misticismo y semideidad a la tecnología y los productos. De esconder la verdadera historia de las cosas.

También, como es obvio, a un falta de educación, de escepticismo y de pensamiento crítico que deberían ser enfocados precisamente como actitud hacia la ciencia y la tecnología, dejando la fe, la esperanza, la confianza y los sentimientos para las relaciones humanas y las creencias de cada uno. Algunos, sin embargo, prefieren mezclarlo todo y dedicarse a cosas tan ridículas como la "computación emocional".


Cuidado con la deshumanización

La tecnología nunca es mala en sí misma, salvo contadas excepciones. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, su uso depende de nosotros pero siempre suele ganar la batalla en pos de la comodidad. Parémonos a pensar en algunos ejemplos:
  • ¿Por qué recordar las fechas de los cumpleaños de nuestros seres queridos si el móvil o un programa puede avisarnos? De hecho, ¿por qué preguntarles la fecha si ya la tienen expuesta en su página personal o en su perfil de su red social? ¿Realmente te da igual que te llame un amigo porque se ha acordado de tu cumpleaños que que te llegue un SMS o un correo automatizado al igual que a sus otros 200 contactos?
  • ¿Por qué quedar a ver fotos o a que nos cuenten viajes con nuestros amigos si las podemos ver en el trabajo o cotillear su facebook? ¿De verdad quieres perderte pasar un buen rato en compañía?
  • ¿Por qué pararnos a preguntar el camino o mirar un mapa si nos perdemos si un GPS nos muestra la posicion en todo momento?
  • Y por extension, ¿por qué "perder el tiempo" haciendo determinadas cosas de la manera más eficiente posible (cocinando una buena comida cuando la venden preparada, caminando 15 minutos hasta el trabajo si se puede ir en 5 en coche, etc, etc).
La tecnología nos promete eficiencia, comodidad, ahorro de tiempo y una mínima incertidumbre. Las preguntas que surgen son: ¿es eso lo que realmente queremos? ¿hasta qué punto? Nadie duda de los enormes beneficios de la tecnología, o al menos de ciertas tecnologías, pero ¿acaso no debemos imponernos (personalmente) unos límites razonables? Porque luego surgen otras dudas: ¿qué hacemos con ese tiempo que "nos ahorramos"? ¿dónde está la gracia de que te digán por dónde y a dónde ir sin la posibilidad de perderte? Recuerda que, como dijo Antonio Machado, quizá no hay un camino, sino que se hace camino al andar.

Cada vez que la tecnología nos hace un poco más idiotas por no tener que recordar ni saber nada, más inútiles por no saber orientarnos ni desenvolvernos, más dependientes de las cosas, de las empresas o de personas a las que ni siquiera conocemos, pienso que no vamos por el mejor de los caminos. El ser humano tiene la necesidad intrínseca de investigar, de perderse, de tener conflictos, de cansarse físicamente, de buscar su propia seguridad, de sentirse útil. En definitiva, de sentirse persona. ¿Acaso eso también lo debemos comprar haciendo actividades coporativas multiaventura con "riesgo cero", pagando la cuota de gimnasio o jugando al ordenador?

La tecnología mal utilizada y llevada a extremos tiende a homogeneizar y deshumanizar a los hombres. ¿Es eso realmente lo que queremos? Y no hay que olvidar que, antes de lanzarnos ciegamente hacia una tecnología hay que responder a la siguiente pregunta: ¿para qué?

Si no encuentras una respuesta muy convincente es más que probable que entonces sí que estés perdiendo el tiempo, tanto como desarrollador tecnológico como consumidor o usuario.

3 comments:

NuHBe said...

Joder, esta entrada la tenías que haber hecho por entregas, que hay mucho de que hablar.

A mí el ejemplo que has puesto de la película VHS me gusta, y me parece acertado. Muchas veces me pregunto si realmente necesitamos tanta calidad de imagen, tanto sonido envolvente y tanta tele de plasma... y con lo del Blueray no sé qué pasará... cuando mucha gente todavía guardamos las cintas y los videos porque funcionan, y hemos comprado un DVD para las pelis nuevas, ahora qué? Otro formato? Es realmente necesario?

Por otro lado me encanta la pregunta que haces sobre sí la tecnología nos aleja de lo humano, y es que estoy harta de escuchar que las redes sociales (por poner un ejemplo) son lo último en comunicación, que los jóvenes lo tenemos más fácil para relacionarnos etc... pero, ¿Qué clase de comunicación es esa? Una que nos hace pasar horas frente al PC cuando podríamos estar en la calle, que nos permite tener varias conversaciones a la vez (habráse visto!), que nos recuerda el cumpleaños de fulanito y nos permite saber si menganito está ahora usando su PC...
si esa es la comunicación del futuro, virgencita que me quede como estoy!!
Puede que la comunicación ahora sea más fluida y rápida, pero eso no significa que sea mejor, o que nos haga mejores personas.

Lo que a mí me asusta es que la generación que crecimos sin Internet, móvil, consolas (haberlas las había, pero no er alo mismo) etc. somos conscientes de la diferencia y aún nos damos cuenta, pero los que vienen detrás, como digo yo, nacen con un ratón debajo del brazo...

eulez said...

De las redes sociales se habla mucho, siempre en el mismo sentido ¿por qué perder el tiempo en eso si podríamos estar tomando unas cañas con los amigos? La pregunta REAL es: si no hubiese red social, ¿de verdad estarías tomando cañas con amigos? O más bien ¿estás perdiendo vida social gracias a Internet?

En la mayoría de los casos, especialmente en adolescentes, es exactamente al revés. Las redes sociales, son eso, sociales, y mejoran la comunicación de la gente. Eso es lo que hacen servicios como Facebook o Tuenti, la gente está hasta recuperando a viejos amigos con los que había perdido el contacto. Y en otros servicios, como Twitter, los usuarios somos ya como una "gran mente colmena", donde todos reaccionamos a la vez ante un determinado hecho o noticia, compartiendo información a base de mensajes cortos y enlaces. A mi no me parece que todo eso "deshumanice", más que nada porque casi todo el mundo hace estas cosas en el trabajo ;) Deberían ser los empresarios lo que deberían estar preocupados ante tanta socialización digital.

En cuanto a la tecnología en general, lo que debería buscarse es la eficiencia, efectivamente. Pero también hay que distinguir tecnologías y tecnologías, también hay que saber su uso y utilizarlas de la manera adecuada. Un coche, por ejemplo, es un mal ejemplo. Un motor de explosión es una máquina ineficiente, un automovil contamina, hace ruido y ocupa mucho espacio. Y hay demasiados porque la sociedad del consumo necesita que los compremos. Y ahí entramos en otro tema ¿la culpa es de la tecnología en sí (como parece que se dice en esta entrada) o es de una sociedad que ante la necesidad de aumentar el consumo para sostenerse tiene que estar creando constantemente nuevos inventos, por muy estúpidos que sean?

Betawriter said...

Muchas gracias por los comentarios.

Estoy bastante de acuerdo con los dos y, efectivamente, hay muchos temas mezclados. Interesante (y la comparto) la opinión de eulez acerca de la creación de nuevos inventos y su consumo, por muy absurdos que sean (pensaba tratar ese tema en otro post futuro), que lleva a la tecnología hacia caminos que quizá son estúpidos.

Independientemente del tipo de tecnología sólo quería matizar que como dijo McLuhan, "el medio es el mensaje". Creo que también puede aplicarse en las comunicaciones humanas. Para mí una relación mediatizada por un programa o por una pantalla no es, ni de lejos, comparable a una relación "in situ". Puede servir, y es de gran ayuda, para localizar a gente, comunicarse cuando está lejos, etc, pero me preocupa que llegue a ser casi "un sustituto". No hay más que ver la cantidad de gente que tiene mil "amigos" en Internet y cero en la vida real. Que pasa horas y horas con sus amigos de Internet y cada vez menos con los de siempre.

¿Será que es más cómodo? ¿que así sólo vemos lo que queremos ver de cada uno idealizándolos? ¿que sólo los atendemos cuando y como nos interesa? ¿que así podemos elegir entre un número mucho mayor segur nuestro humor y necesidades?

Respecto a las pregunta concretas de eulez: Sí, efectivamente pierdo vida social gracias a Internet. Y mucha. No sólo en número de amigos, sino en calidad de comunicación. La gente ya no queda para contarte o enseñarte fotos de un viaje. Las cuelga en facebook y ahí te las apañes. Da igual que sea para ti que para alguien a quien apenas conocen. Si luego quedas con ese amigo, ese tema ya "no interesa" porque "es viejo" y además si no lo has mirado "no estás en la onda" y todos los demás lo han visto antes que tú. A veces llego a sentir que ya no tenemos nada de lo que hablar, puesto que nuestras vidas ya son semipúblicas y todo está contado. Parece incluso que "molestes" si preguntas algo ya dicho. Y eso sólo ocurre con gente que está metida "en este mundo". Con la gente a la que no le interesan todas estas relaciones sintéticas no tengo ninguno de estos problemas. ¿Casualidad?

Deshumanizar es despojar de los atributos más humanos. Cada tecnología que me vuelve más tonto e inútil, que me priva de momentos agradables por muy ineficientes que sean, que homogeneiza mis relaciones y que me hace sentir que no tengo que preocuparme por nada porque otros se encargan por mí (los "expertos" de Neil Postman) me siento menos humano.

Eso sí, cada uno pone los límites donde quiere. Faltaría más.