14 March 2013

Magisterio, qué misterio


Siempre ha habido cierto cachondeo con los profesores de primaria. Que si se metían los peores, los que fracasaban en otras carreras, los que no sabían por dónde tirar. ¿Es eso cierto?


Yo siempre he encontrado buena voluntad en los profesores de primaria y en muchos casos, buenas dotes y ganas de tratar con niños pero, por lo poco que he conocido es cierto que sigo teniendo muchas dudas sobre sus conocimientos, su capacidad docente, y lo que transmiten a sus alumnos.

Mi experiencia con el magisterio y su mundo ha sido ésta:

- Mientras quienes habían sacado sobresalientes en el instituto peleaban por terminar licenciaturas e ingenierías, la mayoría no consiguiéndolo en los cinco años reglamentarios, un compañero nuestro que estudió magisterio hacía tiempo que había terminado, aprobado unas oposiciones, y trabajaba.

- Ese mismo compañero había ido muy flojo en cierta asignatura en secundaria, suspendiéndola frecuentemente. Fue precisamente la especialidad de magisterio que estudió y terminó a año por curso.

- En mi única visita a la facultad de educación para hacer un examen de una asignatura de libre elección, paseando por los pasillos me impresionaron las notas expuestas en los tablones. Acostumbrado a larguísimas listas de suspensos, aprobados justos y no presentados en mi facultad, allí vi por primera vez listas de notas con un 90% de sobresalientes, un 5% de notables y un 5% de no presentados.

- Varios de los maestros que conozco, no sé si por la influencia de los niños, parecen vivir en un mundo de piruleta y felicidad, completamente ajenos a la realidad. Son blanditos, poco exigentes, poco escépticos, y para ellos todo es relativo y discutible. Mal rollo no, por favor.

Como digo, mi visión es sesgada y probablemente injusta, pero muchas veces me he escandalizado por cosas que sé de buena tinta que se están enseñando a los chavales y son incorrectas, cuando no completa y demostrablemente falsas. Por ese buenrollismo y credulidad del que hablo.

Desde mi punto de vista, la exactitud de los datos, la rigurosidad, o simplemente, la verdad, no están reñidas con la dificultad del aprendizaje o los métodos de enseñanza. Al enfrentarse a niños pequeños hay que simplificar y racionar mucho, por supuesto, pero esta tarea es precisamente muy difícil: los niños pequeños tienen muchísima curiosidad (¿y por qué...?) y son tremendamente crédulos. Por eso la tarea de enseñarles es especialmente difícil (libros como "The Magic of Reality" de Richard Dawkins no los escribe cualquiera).

Pero, a lo que iba, a parte de actitud, sigue haciendo falta aptitud, y mucha. Para enseñar, aunque sea a niños o, mejor dicho, especialmente a niños hay que saber. Saber al dedillo, en detalle, sin dudar. Estamos hablando, en muchos casos, de conocimientos básicos de la vida diaria para transmitirlos a los niños, no de fórmulas o métodos complejísimos o de conocimientos enciclopédicos.

Viene todo esto a cuento porque hoy se han publicado los resultados de oposiciones a maestro en Madrid y los resultados son preocupantes, aunque no demasiado sorprendentes.

El futuro de un país está en gran medida en cómo se educa a los niños y en seguida se nos llena la boca con Finlandia, como si fueran extraterrestres, pero estoy seguro de que allí sacarían un 100% en estas preguntas de matemáticas, y si no que les pregunten por su nivel de exigencia.

¿Lo peor de todo? Como todos sabemos, un gran número de profesores de todas las etapas llevan años trabajando sin ni siquiera haber aprobado una oposición, porque están de interinos tras apuntarse a bolsas de trabajo que se van convocando. Y éstos, además, tienen tanta puntuación por experiencia cuando se convoca la plaza, que les basta sacar un 5 en la oposición para dejar atrás con un amplio margen a sus compañeros que sacan un 10 y no han trabajado nunca.

Como todos sabemos lo que cuenta es el tiempo que uno lleva calentando el asiento, lo haga bien, mal, o peor, haya entrado por picaresca o por casualidad.

Luego no nos quejemos, porque el sistema lo hemos montado nosotros. Ya sabemos que exigir un mínimo es fascismo y discriminación.

Saludos.


4 comments:

Anonymous said...

Pues no te quiero ni contar en muchos colegios concertados, donde ni siquiera tienen que superar el filtro de las oposiciones y el número de exalumnos que acceden a las plazas docentes es tan elevado...

Lucio said...

De acuerdo en todo. Una buena descripción de la situación actual. Pero hay que recordar que los maestros de antes tenían una formación adecuada. Escribían con corrección, una caligrafía impecable y sin faltas de ortografía. Además se aprendían matemáticas, geografía e incluso francés. Es problema es que desde los años setenta los pedagogos se han adueñado de las Escuelas de Magisterio y lo han echado todo a perder. Además los procedimientos de selección que han auspiciado los sindicatos han puesto la guinda que faltaba.

Gallego Rey said...

Una visión acertada de una realidad incómoda que muchos no quieren ver o, simplente: ni confirmo ni desmiento, pero sí.

Lupeán Garó said...

Maestros....los hay de todo tipo. Como en todos lo sectores de la actividad humana. ¿La Educación Primaria son los maestros? En un sistema educativo público que se reduce en cantidad y calidad, quiero desde aquí animar a los maestros a mejorar su oficio y me solidarizo con sus protestas y reindivicaciones.