Fuckowski lo llama cancamusa. Otros lo llaman directamente bullshit. Dice Scott Berkun que la primera regla para detectarla es esperarla.
Cuando un alumno interpreta una asignatura como le da la gana y se va por las ramas, es suspendido. Cuando un alumno le viene con pamplinas al profesor, es suspendido también, y sin contemplaciones. Cuando un trabajador le cuenta cuentos chinos al jefe para justificar algo, lo manda a paseo o, en casos extremos, lo despide.
Ahora bien, cuando un político, un economista, una organización, un proyecto o un artículo de investigación, establece como objetivo "ser innovador", "convertirse en referencia internacional", "servir como marco de trabajo para", "generar procesos para la transferencia del conocimiento", etcétera, etcétera... se le aplaude y se le subvenciona.
¿Qué narices significa plantearse como objetivo "ser innovador"? ¿Cómo van a convertirse en "referente internacional" cada uno de los provincianos que quieren montar su chiringuito y, ni saben inglés, ni están dispuestos a dedicar ni una hora a la semana de su tiempo a trabajar en ello?
¿Por qué hay tantas empresas locales cuyo único mérito es que una vez les dieron un premio por "innovadoras" y han seguido viviendo del mismo cuento 5 años, si además precisamente están intentando copiar lo que la multinacional de la esquina lleva vendiendo y dando soporte desde hace décadas a mitad de precio? He visto otorgar premios y subvenciones (con dinero público) por innovadores, blablabla... a una empresa que vende una bebida alcohólica típica de una región por correo, y a otra que ha presentado una página web como reclamo para su negocio donde aparece algo más que sus datos que contacto. ¿Todavía es innovador hacer una página web o una tienda online? Depende de quién lo haga, claro.
Todo el dinero va invertido a tonterías. ¿Por qué se debe subvencionar a quien orina en un bote, mete una luz dentro, lo cuelga del techo y lo vende como "lámpara ecológica" y no a quien monta una empresa de fontanería eficiente, que pague su IVA, tenga precios ajustados y a sus trabajadores cotizando?
Cuando se subvencionan y premian tonterías, todo el mundo acaba haciendo tonterías. Y así nos va.
Si calculáramos la cantidad de tonterías que escuchamos, leemos -y al final acabamos copiando- cada día nos entrarían escalofríos. Y no me refiero a las tonterías graciosas, o en contexto, tan necesarias (y también tan escasas). Sino a las tonterías escritas como verdades, en tono solemne. En discursos políticos, en boletines oficiales, en convocatorias a proyectos, en artículos de investigación, en tesis doctorales. En todas partes. A tonterías financiadas una y otra vez.
Como siempre digo, menos mal que tenemos Internet. Cuesta trabajo encontrar cosas, personas y trabajos interesantes, pero los hay. Cuesta encontrar gente que no diga tonterías, pero la hay, y eso hace que cada uno pueda montarse su propia red de fuentes de información y entretenimiento desde su propia casa. Para que cada uno pueda restringir la tontería a la mínima imprescindible.
Algo de lo que no sé si somos suficientemente conscientes. Por esto tenemos que cuidar Internet a toda costa. De preservarla intacta y abierta. De que la gente que se quiera enterar, se entere.
No soy creyente de grandes conspiraciones pero me da a mí que Internet va a ser lo próximo que se quiera controlar. Y eso sí que no lo debemos tolerar. Jamás.
1 comment:
Cuando ya tienes el monopolio de la venta de humo al por mayor, lo que más te interesa es abrir franquicias.
Las cancamusas son, simplemente, franquicias de estupidez cerril, cerrar la red al pensamiento libre e independiente es el paso siguiente, no sea que alguien lo diga en voz alta y se les acabe el negocio.
Buena entrada, un saludo.
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