04 November 2010

En busca del nombre (vasco) perdido (2)


El intento anterior de desvelar la transformación que han sufrido los nombres vascos más comunes, hoy aceptados de manera casi incuestionable como algo tradicional e histórico, tuvo cierta aceptación, así como alguna que otra dura crítica. Hubo una puntualización posterior que, por supuesto, pasó totalmente inadvertida.

En ese post se recordaban los nombres más populares registrados en Guipúzcoa durante los últimos siglos y hasta 1900, donde ninguno tenía nada que ver con lo hoy vendido como "tradicionalmente vasco". Nótese que en esa época era la Iglesia la encargada de registrar los nombres en las partidas de nacimiento y había determinadas normas que cumplir.

Hoy, y sin quererlo, me he topado con un curioso estudio del año 2000 titulado "Evolución del nombre de pila en el País Vasco Penínsular", editado por el Gobierno de Navarra,  cuyo abstract es el siguiente:

En el trabajo se estudia la evolución del nombre de pila en el País Vasco peninsular en este siglo, comparando la evolución desde la época de la dictadura franquista, en la que los nombres euskéricos estaban prohibidos, hasta la situación actual. También se estudia la evolución pormenorizada de algunas zonas tipo de las cuatro provincias. La conclusión más evidente es que la libertad de elección ha dado lugar a la presencia hoy en día de un nomenclátor rico y vivo en el que predominan los nombres autóctonos.
Ya tenemos información de los nombres en Guipúzcoa hasta el 1900. Este estudio abarca desde 1929 hasta 1986 y además es más completo, porque incluye a todo el "País Vasco peninsular" (léase País Vasco y Navarra). Merece la pena echar un vistazo a las tablas finales los datos (página 155 y siguientes).


Nombres más populares en el País Vasco y Navarra de 1929 a 1939 (apróx. II República)

Según los datos del estudio, los nombres de varón más populares en esa época fueron:
  1. José
  2. Antonio,
  3. Manuel
  4. Francisco
  5. José Luis
Y los nombres de mujer:
  1. Carmen
  2. María
  3. Pilar
  4. Begoña
  5. Josefa
Entre los 30 nombres más populares de hombre y de mujer, no aparece ni uno sólo de "origen 100% euskérico" (expresión literal del estudio).

Curiosidad: ¿Podría haber influido la inclusión de Navarra en los datos? Éstos son los nombres más populares durante la II República en la comarca del Goierri (Guipúzcoa):

Hombre:
  1. José
  2. Antonio
  3. Juan
  4. Francisco
  5. José María
Mujer:
  1. María
  2. Josefa
  3. María del Carmen
  4. Juana
  5. Carmen
Entre los datos mostrados tampoco aparece ningún nombre de "origen 100% euskérico" en la comarca.


Aparición y expansión de los nombres "100% euskéricos"

A partir de finales de los años 60 / principio de los 70,  durante la dictadura franquista, empiezan a ser muy populares (y registarse en las partidas de nacimiento) nombres como Aitor, Asier, Iñaki, Mikel, Jon, Ainhoa, Idoia, Nerea, etc... Nombres que, como se puede comprobar en los datos jamás habían aparecido en el "top 30", ni durante la II República ni tampoco durante 1500-1900.

A partir de entonces, los nombres "100% euskéricos" son abrumadora mayoría en muchas zonas del País Vasco y el norte de Navarra. Como es de esperar y puede comprobarse en los datos, los nombres "100% euskéricos" son muy populares en algunas zonas (e.g. Guipúzcoa), menos en otras (e.g. Rioja Alavesa) y anecdóticos en otras (e.g. Tudela).

Merece la pena hacer un resumen del estudio y comprobar su grado de rigurosidad, así como la interpretación que de los datos se hace en él.


Resumen del estudio

Hasta la aparición de Sabino Arana, el estudio dedica aproximadamente media página a la explicación, origen y documentación de los nombres vascos. No hay ni una sola referencia a bibliografía, aunque se alude a "como puede comprobarse en la documentación de la época" y "pervivió en la cultura del habla". Es la primera vez que veo un estudio con referencias de estas características.

A partir de Sabino Arana y el calendario de Elizalde, sin embargo, el artículo dedica dos páginas. En ellas se explicita que, a partir de este calendario "se rompe en gran medida con la tradición anterior creando en la mayoría de los casos un nomenclátor totalmente nuevo", donde se proponen terminaciones y formas "en contra de la tradición". Posteriormente se cuenta cómo el Obispo de Vitoria se negó a permitir la inscripción de estas nuevas formas. En el estudio se afirma que la razón fue que "todos los documentos parroquiales han de estar redactados en castellano".

Durante la República se alcanza "la total libertad... cuando la República española autoriza la totalidad de los nombres vascos". Durante la primera época franquista, se afirma que algunos de los registros fueron cambiados con carácter retroactivo. Esto es, cambiando los nombres al castellano o directamente tachándolos y poniendo "¡viva Franco!" en ellos (textual). Tampoco hay referencias.

Posteriormente, se afirma que la legislación se suavizó y en 1972 (finales del franquismo) la Real Academia de la Lengua Vasca (que había seguido publicando en euskera y celebrando plenos durante la mayor parte del franquismo) publica un nomenclator vasco, donde se incluyen nombres "caídos en desuso de los textos medievales, fundamentalmente Navarros... santuarios marianos... que hasta entonces había tenido poca o ninguna difusión como nombres propios (Ainhoa, Irati, Idoia, Izaskun...), dándoles el rango de nombres de mujer".

En 1983 se publica el tercer nomenclator donde se incluyen formas tradicionales... así como "las propuestas por Sabino Arana que han tenido aceptación (Kepa, Joseba, Miren, Nekane)".

La breve historia de los nombres en el País Vasco termina con un párrafo que a cualquier persona esperando rigurosidad le parecerá inquietante:
...la situación sigue siendo diglósica, de forma que es habitual que la gente use el nombre euskérico aunque el oficial esté en castellano. Sin querer extenderme en este punto puedo poner tres ejemplos cercanos y característicos. Por una parte tenemos a Patxi Salaberri, miembro de la Comisión de Onomástica de Euskaltzaindia y ponente en este congreso, que oficialmente sigue siendo Francisco Salaverri, por otra a mi mujer Maite, oficialmente María Teresa y finalmente a mi hermano mayor Aitor, del que muy poca gente sabe que oficialmente es Pedro María, algo que por otra parte le ha producido abundantes confusiones.


Datos y evidencias


Un posible resumen de los hechos a partir de los datos del artículo anterior y del estudio, y algunas puntualizaciones:
  1. Los archivos sacramentales de Guipúzcoa, hasta 1900, muestran los nombres más populares ya mencionados en el artículo anterior: María, Francisco, Martín, Pedro, etc... Son datos verificables, que existen en papel y también accesibles por Internet (ver el artículo anterior).
  2. Hasta aproximadamente 1900 hay poca documentación acerca de los nombres vascos. Si la hay, el estudio no hace referencia a ella, amparándose en la "documentación de la época" y "la tradición oral".
  3. Sabino Arana y Elizalde en su calendario proponen una serie de terminaciones y nombres que van en contra de la tradición. Es decir, unas formas nuevas, que no existían anteriormente.
  4. El Obispo de Vitoria prohibe estas formas. Según el estudio, porque "todos los documentos parroquiales deben estar redactados en castellano". No se señala la fuente de tal afirmación. No se explica la relación entre "documento redactado" e "inscripción de nombre". Tampoco se cuestiona la dificultad de inscribir nombres nuevos en una institución como la Iglesia, tan poco propensa a los cambios, especialmente si éstos van "en contra de la tradición".
  5. En la Segunda República hay total libertad para poner cualquier nombre, vasco o no. Tampoco se menciona la fuente, ni la legislación vigente en la época.
  6. Durante el inicio de la dictadura de Franco, estas libertades se pierden y algunos nombres son modificados e incluso reinscritos como "¡viva Franco!". No se aporta referencia verificable alguna, ni, por supuesto se cuantifica en qué medida o proporción ocurrió esto. Es decir, hemos perdido la información acerca de qué nombres podemos considerar auténticos y cuáles modificados.
  7. Entre 1972 y 1983, la Real Academia de la Lengua Vasca publica varias ediciones de un nomenclator recuperando nombres de la tradición, nombres en desuso de textos medievales navarros, nombres de lugares que habían tenido escasa difusión como nombres propios, así como nombres del calendario de Sabino y Elizalde, contrarios a la tradición, pero que habían tenido aceptación.


Conclusiones

Leyendo la introducción, conociendo mínimamente la historia pasada y actual y a la vista de los datos de este estudio (asumiendo que son ciertos), es bastante fácil llegar a la conclusiones a las que se apunta ya en el artículo anterior:
  1. La "autenticidad" de una buena parte de los nombres considerados "tradicionalmente vascos" ("100% euskéricos" según el estudio), se remonta a finales del siglo XIX.
  2. Muchos de estos nombres surgen a raíz de la personalidad y creencias políticas de Sabino Arana, históricamente y probadamente racista, xenófobo y ultracatólico, y del calendario que publicó Elizalde.
  3. Otros tantos provienen del intento de la Real Academia de la Lengua Vasca de proveer de un nutrido corpus al nomenclator vasco, incluyendo nombres de textos medievales Navarros en desuso, santuarios marianos y topónimos que no habían sido utilizados como nombres de pila.
  4. Los nombres más populares en la mayor parte de España siempre han sido mayoritarios y/o coexistido de manera natural también en el País Vasco y Navarra hasta una época muy reciente.
  5. La mayoría abrumadora de nombres "tradicionalmente vascos" ha surgido por un movimiento político-cultural como elemento diferenciador de lo considerado "español" (véase la conclusión final del estudio).
El propio estudio y sus datos (así como su falta de datos) precisamente demuestran lo contrario de lo que, aparentemente quieren demostrar (reléase el abstract): Hasta 1897-1910 los nombres sabinianos simplemente no existían. Los nombres tardan en popularizarse y, además, se afirma que fue la Iglesia quien ya inicialmente no permitió su registro. Durante la época franquista, muchos de los nombres que después han sido populares tampoco existían: la mayor parte de los nombres provienen de un nomenclator vasco publicado en 1972.

Por tanto, el último párrafo del artículo anterior sigue siendo rigurosamente cierto:
Si nuestros tatarabuelos vascos despertaran hoy, no sabrían qué significa Euskadi, no conocerían la ortografía, ni sabrían de dónde provienen los exóticos nombres de los Kepas, Koldos, Maialens y Nagores que dan lecciones prefabricadas de tradición y vasquismo.

Valor y rigurosidad del estudio

El estudio no sólo saca conclusiones basadas en premisas poco documentadas y alude a referencias personales como ejemplos para sacar conclusiones (¿su nombre, el de su mujer y el de su hermano?), sino que es el primero con el que me he encontrado que permite a partir de sus datos, precisamente deducir la tesis contraria a la propuesta con una facilidad pasmosa.

Una de las partes que más me gusta del estudio es la siguiente (página 164):
En el curso académico 1997-1998 solicité los listados de alumnos de los principales centros de enseñanza del modelo D (íntegramente) en euskera, aunque la muestra no es todo lo representativa que debiera, es interesante comprobar cuáles son los diez más utilizados en cada sexo
Es un extracto magnífico porque:
  1. La muestra es completamente parcial y sesgada hacia lo que se pretende demostrar: sólo recoge a los que estudian el modelo D (íntegramente en euskera), omitiendo a los otros dos modelos educativos y, por tanto, los nombres de esos alumnos. ¿Los que no estudian íntegramente en euskera (algo que ocurre en muchas zonas de las estudiadas, especialmente en Navarra) no pertenecen a la muestra de la población?  
  2. La muestra no es en absoluto representativa, aunque el autor matiza "que debiera".
  3. No hay documentación alguna (qué centros, número de centros...)
  4. La aportación de esa muestra, sesgada y parcial, al estudio es que "es interesante"
Pero atención, porque hay más. El autor escribe:
En lo que se refiere a la utilización por comarcas, los nombres euskéricos han desterrado por completo a los de origen castellano en las áreas de habla vasca (Lea-Artibai y Bortzerriak-Malerreka), mixtas (Sakana y Goierri), así como en las Encartaciones y Ayala, lingüísticamente romances, pero de un fuerte componente nacionalista vasco.
Para, a continuación afirmar:
En este punto hay que recalcar, no obstante, que la utilización de los nombres euskéricos en dichas zonas no es tá circunscrito a ninguna tendencia política...
Y cuando se habla de Tudela (población Navarra de la Ribera del Ebro):
La situación es completamente distinta en Tudela... [el autor da un largo discurso donde omite dar cifras de la presencia de nombres "euskéricos" para esa zona, porque es completamente anecdótica, para acabar con un...] De todas formas el porcentaje ha subido notoriamente en la última década, al igual que en la Rioja. [Territorio no incluido en el estudio].
Y para finalizar, ¿cuál es la conclusión final que saca el estudio?
En suma, estamos ante un proceso de renovación, común a Europa, donde también se está procediendo a modernizar el paisaje de los nombres de pila, con la particularidad de que frente a la tendencia de otros países de recurrir a nombres extranjeros, fundamentalmente anglosajones, en el País Vasco se ha recurrido a la onomástica propia, particularidad que tal vez esté influenciada por los largos años de persecución de la misma. En cualquier caso hay que reconocer que la onomástica personal vasca bien merece el título de “imposible vencida”.
Es decir, el propio estudio afirma que se está modernizando el paisaje de los nombres de pila vascos, y el artículo explicita cuáles son y cuándo surgieron esas fuentes (todas de finales de 1800 en adelante).


Preocupación

Desconozco cómo se hacen estudios en este campo (la publicación está clasificada como filología hispánica ¿?) pero en el campo científico, o en cualquiera medianamente serio, un estudio como éste tendría un valor científico nulo y hubiera sido imposible publicarlo en ninguna parte que no fuera un blog personal o la revista del instituto.

Es más, ningún científico habría sido capaz, no sólo de sacar las conclusiones que en el estudio se sacan y poner su nombre al lado de ellas, sino simplemente de presentar un trabajo con datos y afirmaciones no documentadas, una bibliografía de 9 entradas sin referencias en el texto y con todos los textos posteriores al calendario de Elizalde, unido a algunas perlas personales ya presentadas.

En la calidad y criterio para agrupar datos (sólo datos del "País Vasco Peninsular") mejor no entrar: omitir al País Vasco Francés y a la vez meter a Tudela en el saco de "lo euskérico" parece muy poco razonable. Por no mencionar las alusiones a La Rioja y ¡Alemania! en el estudio.

Algunas preguntas que le surgen a cualquiera, y cuyas respuestas sería de verdadero interés conocer son precisamente:
  1. ¿Cuáles son los criterios para elegir los territorios y los datos? ¿Deben estudiarse con los mismos criterios zonas como el Goierri o Tudela?
  2. ¿Por qué no se han analizado los datos teniendo en cuenta las etapas (República, Franquismo inicial, franquismo tardío, democracia, etc...) y formaciones políticas (vascas, navarras, nacionalistas, no nacionalistas...) en el poder en cada zona?
  3. ¿Por qué no se han analizado los datos teniendo en cuenta la legislación vigente y si los registros eran bautismales o civiles?
  4. ¿Por qué no se han tomado como referencias las fechas de publicación de los nomenclátor y se ha analizado la influencia de los nuevos nombres añadidos en los que la población fue eligiendo?
A cualquier persona le interesaría conocer esa información (la relación entre los nombres, la publicación de los nomenclátors, la legislación vigente para la inscripción de nombres, si se encargaba la Iglesia o el registro civil, formaciones políticas en el poder y épocas) porque ciertamente podría arrojar mucha luz a este fenómeno.

Pero, como tantos otros, me parece que este estudio está construido de manera contraria a la que debiera: el autor tiene una hipótesis preconcebida y después realiza un muestreo y un análisis de los datos parcial y sesgado, ignorando todas las demás condiciones de contorno, para llegar a la conclusión que quería inicialmente. Lo malo, insisto, es que, aún cierta, es imposible deducirla de los datos.

Es más, alguien que quisiera probar la hipótesis contraria (esto es, que muchos nombres no existían o no eran populares antes ni durante el franquismo, que el santoral de Elizalde así como los nomenclátors han tenido mucho que ver, que la Real Academia de la Lengua Vasca siguió publicando en euskera y celebrando plenos durante casi todo el franquismo, época durante la cual sí se permitió la inscripción de ciertos nombres vascos y que la mayoría se recopiló y popularizó durante los años 70...) ¡ya tiene todo el trabajo hecho!

La historia no tendría mayor misterio en sí misma: abundan estudios poco documentados, erróneos o incluso falsos en muchos campos. El problema es que este estudio, como la mayoría de los de este tipo, está financiado con dinero público y es el mensaje que acaba calando en la sociedad. Y además su conclusión se puede usar como "evidencia", cuando las premisas demuestran lo contrario.

Muchos jóvenes vascos tienen nombres sabinianos pero no saben siquiera quién fue Sabino Arana. Y lo peor es que tampoco les importa. Ni eso ni cuándo y por qué surgió su bandera o el propio nombre de su comunidad, completamente vinculadas a Sabino Arana.


El papel de la educación

La situación en el País Vasco es más que preocupante. Y, lo peor, se está extendiendo a Navarra. Pero los jóvenes no tienen la culpa. ¿Quién va a cuestionar el conocimiento que se propaga desde la escuela, los medios y, por ende al final, las familias?

No. No son rumores. Si alguien todavía tiene alguna duda de qué tipo de adoctrinamiento aparece en los libros de texto, puede echar un vistazo a algunos textos aquí o a un informe aquí. Estos sí tienen referencias a editoriales, libros y páginas concretas, así como acompañan reproducciones de algunas de ellas.

No. Tampoco son rumores. Hasta ahora, era el Gobierno Vasco quien tenía que autorizar, aprobar y visar cada uno de los libros de texto utilizados por los centros. A partir de ahora, serán los centros quienes elegirán los libros de texto y cada profesor podrá, por primera vez desde 1998, ¡elaborar su propio material!

2 comments:

Anonymous said...

Brillante, he llegado aquí por casualidad tres años después y mi enhorabuena por el trabajo.





Gonzalo

Anonymous said...

No estás en lo cierto, Aitor sale de la palabra eusquerica aitortu, aceptar; Asier es un ser de la mitología vasca; Nerea sale de nirea, el mío en eusquera
Cierto es que abundan los nombres Salesianos, pero hay casos que no
Saludos