Zaragoza ha vivido décadas de espaldas al río, convertido en vertedero, en suciedad; casi en insulto. Un río que fue emblema de la Península Ibérica durante siglos, una auténtica maravilla natural, desconocido y despreciado por casi todos después. Sugería yo hace unos dos años, en "Territorio boinarrosca", algunas propuestas para que los ciudadanos recuperaran su medio natural.
Afortunadamente las cosas empiezan a cambiar en el río Ebro. Hace poco descubrí cómo sus riberas están empezando a ser tomadas los fines de semana por multitud de gente, al igual que ocurre en las principales ciudades europeas. Allí ocurre algo que aquí perdimos: ríos y lagos, incluso en pleno centro de la ciudad, son un punto de encuentro. ¿Alguien se imagina a un trabajador de un gran banco suizo coger el sábado, ponerse el bañador, bajar a hacerse una barbacoa y darse un baño en el lago de Zürich con los amigos? Pues así ocurre.
Como decía, vi multitud de gente paseando por debajo del Puente de Piedra; vi niños jugando en sus orillas, en pleno Pozo de San Lázaro. Con un palo y al lado del agua.
Y la verdad es que me dio un vuelco el corazón. Siendo tal tontería como parece, en el fondo no lo es. Quien conoce Zaragoza lo sabe. Sabe que el río era un lugar vetado. Parece que estamos empezando a recuperarlo. Es hora de desterrar los mitos que han corrido durante generaciones dando un perfil macabro, sucio y negativo del río.
Decía en aquel post de 2009 que no veía piraguas por el río. Y cuánto me alegro de que hoy pueda retractarme de aquello. Leo que el 14 de mayo se va realizar el primer descenso popular "Amigos del Ebro" en Zaragoza; al estilo del archiconocido descenso del Sella.
No sólo eso, sino que hace poco también descubrí una magnífica guía donde se describe en detalle, etapa por etapa, cómo realizar el descenso del Ebro en Piragua. La guía puede descargarse de la página de la Diputación de Zaragoza y me temo que se debe al gran trabajo de Ebronautas.
Jamás creí que fuera a ver ambos sucesos: la publicación de la guía y el descenso popular del río.
El Ebro es nuestro. ¡Tomémoslo!
Piragüismo en el Río Ebro. Fuente: Ábaco Digital |
1 comment:
No fue siempre así. Yo, de niño, iba mucho al Ebro. A bañarme, a pescar, de sangriada más tarde con los amigos. Pero luego fué un vertedero, se colmaron los galachos, había muchos, se canalizó, quedó sin fauna acuática, que ahora se recupera. Apestaba.
Está bien ahora, le damos la cara otra vez. Sólo dos puntos negros, el azud, obra inútil, peligrosa, de mantenimiento carísimo, y poco respetuosa con el medio ambiente. Y los barquitos, sueño parisino de un gran alcalde que sufre por lo pequeño de su ciudad.
Un saludo. Toño.
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