14 April 2011

¿"Habla" usted demasiado con sus empleados?


Estimado jefe, político o mandamás en general,

¿Cuántas veces ha dicho usted "hablar", "debatir", "conversar", "dilucidar", o "discutir" cuando quería decir "imponer"?

Usted no va a proporcionar conversación alguna a su empleado o elector, porque no tiene nada que escuchar de él.  Sólo quiere disfrazar una imposición tomada de antemano de consenso y camaradería entre colegas. De buen rollo.

Yo lo sé. Usted lo sabe. Nosotros lo sabemos. Ellos lo saben. ¿Por qué, entonces, no le dice simplemente lo que usted gusta ordenar y se ahorra la obra de teatro?

Los empleados son empleados y lo saben. Los electores también. Un jefe puede tomar buenas decisiones o malas, pero los empleados saben que tienen que acatarlas, y lo aceptan. ¿Por qué se empeña usted en "debatir" con ellos constantemente y simular que todo el mundo participa en lo que son sus decisiones (de usted)? ¿Acaso tiene usted inseguridades? ¿O es que quiere trasladarles la responsabilidad de la decisión por si algo sale mal? En tal caso usted debería replantearse su puesto.

Pasan los años y la situación se repite una y otra vez, en todas partes. ¿Cuándo aprenderan ustedes? Cuando usted toma una decisión y la hace acatar, los empleados estarán más o menos de acuerdo, pero las acatarán. Su autoridad es suficiente; para algo es jefe y cobra por ello. Por descontado que mentarán a sus muertos y le considerarán un fascista (en su acepción número 3) si usted se pasa. Pero, en cualquier caso la normalidad volverá. Y además, usted no lo sabe, pero aunque a veces se equivoque le respetarán si usted tiene agallas para reponsabilizarse de sus decisiones. Es decir, usted se hace cargo.

Ahora bien, dedíquese usted a convencer al personal de que son ellos mismos los que toman lo que son sus decisiones (de usted), con las que además el personal no está de acuerdo y en las que usted constantemente titubea. Añádale el dejarlos abandonados y echarles las culpas si algo sale mal. Es decir, usted no se hace cargo. Enhorabuena: se acaba usted de convertir en un un perfecto mierda (en su acepción número 5), como diría Pérez-Reverte.

¿De verdad usted cree que, cuando sienta a un empleado a "hablar" con él e intenta convencerle de que lo mejor para él mismo es que se la metan doblada, el empleado sale encantado y convencido de ello y además se va a llevar bien con usted? ¿cree usted que eso mejora la situación respecto a dar una orden clara y sencilla?

Si esa es su forma de tratar con sus empleados o electores, ha de saber que lo seguirán llamando fascista igualmente. ¿O qué se creía? ¿que el personal es tonto? En este caso le añadirán el adjetivo de perfecto mierda, así como cobarde, manipulador y traidor, si procede. Habrá perdido el respeto (el de verdad) de todos sus empleados. Para siempre.

Usted elige. Una decisión que, por una vez, es sola y exclusivamente suya. ¿O prefiere que lo hablemos?

No comments: