El follonero busca follón en el INEM
Deberíamos llamar a Houston para que nos echara una mano. En serio. Ayer viendo el estupendo programa de "Salvados" en el que se hablaba del paro en España aparecieron varias escenas de gran interés.
En una de ellas se cuestiona la existencia propia del INEM, o al menos tal y como está ahora, y pide a una empleada que justifique y venda la necesidad del INEM, especialmente tras mostrarle que sólo el 3% de los empleos se gestionan a través del INEM, y que en la última semana están gestionando un par de decenas de empleo en toda la Comunidad de Madrid. Aunque aguanta el tipo, la verdad es que Jordi pone a la empleada en un brete y ella no sabe por dónde salir, limitándose a repetir clichés.
Otra escena impactante es la del trabajador del INEM que critica los cursos de formación. Dicen que sólo un 25% de los que los hacen acaban colocándose (y habría que ver si es a consecuencia del curso o no). Pero lo peor es que el empleado del INEM critica duramente que en muchos casos los cursos se crean para dar trabajo a institutos de las administraciones y empresuchas que se fundaron ex profeso para ganar dinero a base de eso: de dar cursos de formación a desempleados, porque hay (o había) un buen montante de dinero público para ello. Dice que rara vez se hace por el bien de los trabajadores. Sin quitar el mérito a algunos cursos buenos que pueda haber, en general es fácil confirmar que la mayoría son una basura hecha para ganar dinero y donde todo el mundo entra indiscriminadamente, tanto alumnos como profesores. Cursos de programación en Java para camareros, y cosas así. Yo mismo tengo ex-compañeros que montaron una academia que sobrevivía a base de dar cursos del INEM. Y algunos criterios de selección son tan absurdos que dan risa. Una vez me apunté a un curso de gestor de proyectos informáticos para explorar ese aspecto, ya con experiencia de analista y programador, y no me cogieron porque "no tenía experiencia como gestor de proyectos", pero sí cogieron a algunos que llevaban lustros trabajando como gestores de proyectos informáticos. ¿Ahora se trata de formar al que ya sabe?
La escena más reveladora ocurre sin embargo al final. Jordi se cita con dos políticos, en este caso políticas, del PP y PSOE encargadas de las políticas empleo. Les pregunta qué se puede hacer ante este panorama y si creen que lo están haciendo bien. No se pierdan el lamentable espectáculo, en todos los sentidos. Incapaces de responder a lo que se pregunta, clichés prefabricados, y un continua crítica y echarse en cara mutuo, eso sí, ambas políticas llamándose por el nombre de pila con un compadreo que asustaba. Cuando Jordi les pregunta que cuánto tiempo hace que se dedican a la política, ambas responden "mucho". Eso es todo. Con todos mis respetos y ante el espectáculo general, ambas señoras hubieran hecho muchísimo mejor servicio (o al menos menos daño) atendiendo una boutique, anunciando tupper wares o discutiendo en la peluquería. Y no me malinterpreten ni me vengan con la rama sexista: si hubieran sido señores deberían haberse quedado atendiendo la barra del bar, reparando coches en el taller, o en el bar hablando de fútbol. Cosas todas ellas, por cierto, que no tienen nada de malo. Pero es que no sé por qué ciertas personas con ciertos perfiles siguen copando cargos de responsabilidad tal. O mejor dicho, si les parece bien que estén ahí, luego no se quejen de lo que hay.
Público y privado
Todo este programa me hizo reflexionar de lo siguiente; algo que ya sabemos pero en lo que debemos insistir: hay que separar lo público de lo privado.
Fíjense ustedes en algo. ¿Identifican a "los grandes empresarios" americanos con la política? ¿Y a las grandes empresas? En nuestro país tenemos un intercambio mutuo de favores: las grandes empresas las dirigen políticos porque son los políticos y los poderes públicos los que se encargan de darles de comer. Mediante cursos de desempleo, mediante proyectos informáticos innecesarios, mediante la construcción de sedes, renovación de oficinas, etcétera.
En Estados Unidos Google trabaja mayoritariamente para el sector privado, Facebook ustedes dirán, y Apple vende productos a clientes finales, a quienes se dedica a cuidar. Apple ofrece descuentos a ciertas instituciones como universidades, efectivamente (muchas de ellas privadas, no lo olvidemos). Pero Google, Facebook, Apple no surgieron, ni existen, ni sobreviven gracias a las instituciones.
¿Cuántas empresas potentes españolas, especialmente de algunos sectores, conocen que sobrevivan sólo a base de clientes privados? Tiren de la cuerda y verán como muchísimas de ellas, acaban teniendo una conexión con la administración que es la que les permite seguir estando abiertas. Un proyecto de mantenimiento para el Ayuntamiento de tal, una subvención del Ministerio, un...
El caso de las informáticas es especialmente escandaloso. Las que se dedicaban a vender humo y explotar al personal, ahora se están fusionando porque la cosa no da más de sí (no queda dinero público), y rebautizando sus nombres a cosas que suenen menos a estafa (algunas se están camuflando como instituciones o cosas científicas, porque la ciencia vende) pero los cabecillas ahí siguen.
Impuestos
Y llegamos al asunto principal. Todo es cuestión de ingresos y gastos. ¿Qué ocurre ante el siguiente panorama?
Entrada de dinero:
- Los sueldos de los trabajadores son miserables, y lo que de ellos se recauda también.
- En algunos sectores es habitual trabajar con dinero negro y escaquear facturas e IVA, que escapan a la recaudación de impuestos.
- En la declaración de la renta los que más ganan, los empresarios, declaran ganar 13.000 euros al año.
Salida de dinero:
- Las instituciones no son eficientes, hay muchísimos funcionarios innecesarios, con sueldos demasiado altos comparados con el sector privado, mal formados o directamente vagos, de manera que acaban subcontratándose tareas a empresas que deberían hacer ellos.
- Cada vez hay más gente en paro y hay que pagar más prestaciones.
- Cada vez hay más gente mayor y hay que pagar más jubilaciones.
Cada país tiene sus medidas, pero es que hay que tener alguna medida coherente para cuadrar el balance. En algunos países europeos, por ejemplo, los impuestos son altísimos y la administración muy eficiente. En Estados Unidos, los empresarios odian los impuestos y dicen que impiden el desarrollo económico y la creación de empresas, pero a cambio sus empleados, especialmente de los sectores más punteros y que más aportan a la economía, tienen salarios de seis cifras que no se escaquean a una generosa recaudación. Y además las prestaciones públicas son justitas, en algunos casos vergonzosas (e.g., sanidad).
Lo que está claro es que hay que decantarse por un modelo. No sé cuál es mejor ni peor, pero sé cuál no funcionará: aquél donde los empresarios no declaran lo que ganan, los salarios anuales del sector privado son a veces de cuatro cifras, los del sector público más altos y su personal ineficiente, y a la vez se ofrecen prestaciones carísimas de todo tipo, que cada vez hacen más falta. ¿Reconocen ustedes este modelo? Sí. El nuestro.
Señores políticos, hagan de una vez el favor de dejarse de monsergas y pónganse a hacer su trabajo y, como vulgarmente se dice, "gánense el sueldo". Gracias.
Y a los demás: sigamos instalados en ese "da igual", "las cosas ya se arreglarán" y ya veremos qué pasa. No es ser agorero. Es hacer las cuentas y dejarse de salvaciones.
Saludos.