26 May 2011

Think globally, act locally


¿Qué hay del viejo eslogan "piensa globalmente, actúa localmente"? En mi opinión hemos llegado a donde hemos llegado justamente por lo contrario. Se ha fomentado el pensar localmente, cada vez más localmente o directamente el no pensar, e intentar actuar globalmente: con grandes cambios, innovaciones y tonterías faraónicas. En la forma en que tanto gusta a los políticos y mandamases en general, así como al pueblo ignorante que se deja halagar y comprar por dos pesetas. A la vista están los resultados actuales.

He aquí algunos comentarios que hice algunos días a conocidos respecto al tema de las acampadas, reflexiones, etc... (alguna ya comentada en el post anterior):

La gente que desprecia a los acampados está equivocada y algunos de sus comentarios fuera de lugar, pero también los acampados que son demasiado ingenuos. El reclamo de "devolvamos al poder al pueblo" es absurdo. ¿Cuándo ha sido el poder del pueblo? ¿En Grecia y Roma, donde el 75% de la población (mujeres, esclavos, extranjeros...) no votaba?
Las acampadas me han gustado por su pluralidad y su invitación a la reflexión. Pero no me ha gustado la poca información que se tiene sobre las armas internas que existen para que esto cambie, así como el desconocimiento del trabajo de personas, partidos y propuestas hechas desde hace años, que en muchos casos coinciden al 100% con las reclamadas por las concentraciones populares. Me parece sencillamente una burla.
Y como te dije, XXXXX, a la vista de los resultados yo estoy muy desencantado. Nuestra democracia dio el poder del voto a todo el mundo por igual (al informado, al desinformado, al razonable, al pasional, al vengativo, al ignorante...) y así han ido los resultados de las elecciones. Tras las acampadas, "el pueblo" ha votado. "El pueblo" ha querido PP, Bildu, CiU y al partido de Cascos. Y muchísimos partidos minoritarios han perdido presencia municipal y están condenados a desaparecer, a pesar de sus años de trabajo y propuestas.
Después de las elecciones he hablado con compañeros y amigos, y muchos pasaron de votar. Dijeron "el día que los políticos se limiten los sueldos y coticen para la jubilación como todos, les votaré", "el día que no se presenten imputados por corrupción, les votaré", "el día que no se puedan poner cargos a dedo, les votaré", "el día que publiquen las cuentas de lo que gastan, les votaré", "el día que obliguen a alquilar las viviendas vacías, les votaré". Qué curioso, conozco un mínimo de dos partidos que proponen precisamente esas cosas y desde hace tiempo.
El día que reconozcamos que la mayor parte de "el pueblo" es un votante completamente irresponsable, que vota como si fuera a ver el fútbol, que pasa de informarse y que considera la política como una religión, podremos empezar a hablar. Eso lo planteé en la asamblea de XXXX y varios estuvieron a punto de mandarme a la mierda, diciéndome que eso era un topicazo como la copa de un pino. A la vista están los resultados electorales.
El resumen que quería hacer es que como dice Savater, todos tenemos la responsabilidad de ser políticos, en el sentido amplio de la palabra (recomiendo el libro "Política para Amador").
La mayoría decidió delegar y pasar del tema, porque se vivía bien; y decidió vivir mejor a costa de lo que fuera. No se implicó ni Dios si no era por el beneficio personal. Ni en las urnas, ni en los partidos, ni defendiendo a los compañeros de trabajo, diciendo al jefe que hay ciertos límites; y a veces sin defender siquiera la dignidad propia.
Nos vendimos a la compañía de teléfono más barata, al banco más barato, a la ropa de usar y tirar más barata. Todo empezó a irse de las manos (como era casi obvio)... ¿y ahora la culpa es "de los políticos"?
¿Cuántas de las familias de quienes protestamos tienen una segunda casa vacía? ¿un chalet en el Pirineo o en la costa? Seguro que ninguna ha especulado con los pisos ni ha convencido a sus hijos para abrirse una cuenta vivienda y/o meterse en una hipoteca a 40 años, ¿verdad? Ninguna es titular de negocios truculentos, ni estafa a Hacienda, ni pide ayudas sociales que deberían ir para otros.
Si se asume, se puede empezar a construir. Si se resume como que la culpa es "de no se quién", no hay salida. Porque ese "no se quién" no son entes; son son nuestros padres, tíos, conocidos y, a lo mejor, si nos miramos al espejo, nosotros mismos.
La culpa ha sido de todos, y sin asumirlo como primer paso, no hay solución. Porque no hay peor enfermo que el que no lo reconoce. Con ése, no hay tratamiento posible.
Insisto: se pueden cambiar las cosas con actos cotidianos. Simplemente diciendo "no" a una propuesta dudosa en el trabajo, siendo crítico cuando toca, denunciando al explotador, no aceptando alquileres sin contrato, reclamando, diciendo que algo no nos parece ético, no escribiendo una noticia que se sabe qeu es falsa, o simplemente diciendo, sin tapujos, que fulanito es un caradura o que el gobierno de turno está manipulando a la ciudadanía mediante la educación, usándola como arma política basada en un pasado inventado y falso.

Es por eso que me refonforta, y mucho, leer reflexiones como la de Antonio Muñoz Molina en "Hora de despertar":
Y autocrítica, insisto, para no ceder más al halago, para reflexionar sobre lo que cada uno puede hacer en su propio ámbito y quizás no hace con el empeño con que debiera: el profesor enseñar, el estudiante estudiar haciéndose responsable del privilegio que es la educación pública, el tan solo un poco enfermo no presentarse en urgencias, el periodista comprobando un dato o un nombre por segunda vez antes de escribirlos, el padre o la madre responsabilizándose de los buenos modales de su hijo, cada uno a lo suyo, en lo suyo, por fin ciudadanos y adultos, no adolescentes perpetuos, entre el letargo y la queja, miembros de una comunidad política sólida y abierta y no de una tribu ancestral: ciudadanos justos y benéficos, como decía tan cándidamente, tan conmovedoramente, la Constitución de 1812, trabajadores de todas clases, como decía la de 1931. 
Aunque hay que reconocer que Arturo Pérez-Reverte lo ha venido advirtiendo desde hace mucho tiempo. Ya en 1992 en su artículo "La España Virtual" daba una pista de por dónde andaba el cotarro político, con la total complicidad de la "el pueblo":
Resumiendo: que esto, además de una mierda, es una estafa. Esto se ha convertido en un país virtual improvisado sobre la marcha, al ritmo infame de porcentajes electorales, de ideologías entres y símbolos manipulados, sin ni siquiera creer en ellos, por ayatollás de leche rancia, por curas trabucaires e hipócritas, por fascistas que se escudan tras la palabra nación, y por oportunistas que se apuntan a lo que sea. España se ha convertido en una casa de putas de 17 comunidades y 8.000 ayuntamientos que van por libre, cada uno ingeniando algo original, y maricón el último. Que lo mismo deciden dinamitar el acueducto de Segovia porque a un concejal se le ocurre que es un monumento al imperialismo romano, que declarar persona non grata a Cervantes por facilitar la opresión lingüística, o aprovechar el cumpleaños del alcalde para subir pensiones de jubilados que terminan convirtiéndose en un certamen nacional de demagogia barata.


La única arma que nos queda es el pensamiento crítico, actuar basándonos la evidencia y la reflexión; conocer lo que hubo y lo que hay. No dejarnos engañar, vaya.

Leer, leer, leer. Y dialogar, dialogar, dialogar. Siempre se aprende escuchando a los demás, incluso al que tiene la postura contraria. Cuando el diálogo es un buen diálogo, la gente que se inventa las cosas o que dice tonterías queda en evidencia por sí misma.

Así que, amigos, lean, dialoguen y disfruten. Y no se callen. Ah, y no dejen de visitar Internet.

Entre tanta basura hay cosas muy buenas. Aprendan a buscarlas y disfruten de esto mientras se pueda.

2 comments:

Anonymous said...

Sensatas reflexiones. No se puede echar toda la culpa a los políticos y los demás "irnos de rositas". Al fin y al cabo los políticos no son más que el reflejo de la sociedad....¿o no?

Betawriter said...

No sólo son un reflejo de la sociedad, sino que son la sociedad. Son personas reales, que existen: nuestros padres, nuestros tíos, nuestros jefes. Cuando nos ha interesado nos hemos vendido a ellos por interés, y ahora que las cosas van mal, queremos cortarles la cabeza. Cuánto me suena...