En el post anterior se me olvidó una de las lecciones más importantes del libro: la de cerrarse puertas.
En un mundo de infinitas oportunidades, lugares y futuros posibles, en algún momento hay que ponerse límites deliberadamente. Cerrarse las puertas no es malo, sino que puede ser bueno para obligarse a avanzar en alguna dirección. Sea la que sea, pero alguna.
Creo que es lo que aquí siempre hemos dicho como "el que no apuesta no gana". Si a eso le unimos el "en todas partes cuecen habas", hay un momento en el que hay que decidir olvidarse (aunque sea temporalmente) de los "posibles futuros" y centrarse en el que se está.
Ya lo dijo Antonio Machado: "caminante no hay camino, se hace camino al andar". No dejemos que la visión de infinitas puertas nos paralice.
31 January 2010
Cerrarse puertas
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